Hace tiempo trabajaba en una oficina en la que estábamos poca gente, tenía conexión a internet y durante el verano… poco trabajo. Un día hablando por el messenger con Jose, le comento que estaba sola y aburrida porque estaba todo el mundo de vacaciones, inmediatamente me propone venir a verme para follar (que morbazo) acepto y me dice que vamos a darle más morbo (¿más?).

—Quiero que te vayas desnudando y me recibas ya desnuda.

—Quiero que te masturbes mientras llego.

—Desde el taxi te llamaré y hablaré como si fueras un cliente, pero te oiré jadear.

Así lo hicimos, corte el messenger, vacié la mesa de mi jefe, bajé las persianas, me desnudé, me senté en el sillón y empecé a acariciarme, a rozarme mi rajita y llenar mis dedos de mis jugos, a frotar mi clítoris y meterme varios dedos en mi empapada y dilatada vagina cada vez más rápido. Después sonó mi móvil, era él, yo no hablé, solo gemía, y le oía soltar algún monosílabo de vez en cuando, llegué al orgasmo que él escuchó a través del teléfono (no era la primera vez que me ocurría eso con él).

Como estaba cerca de la oficina… todavía estaba recuperándome y notando los espasmos cuando llamaron a la puerta, miré por la mirilla por precaución y cuando comprobé que era él abrí la puerta, mostrándome totalmente desnuda y con alguna gotita de sudor que me caía entre los pechos. Nos abrazamos y besamos totalmente excitados, pasó sus manos por mi espalda, las bajó hasta mi culo y me apretó para que notara la erección que traía, estaba a mil. Yo le iba desnudando, la chaqueta, la corbata, la camisa (le acariciaba el pecho, le daba mordisquitos en los pezones) el cinturón, la cremallera del pantalón (directamente metí mi mano dentro del slip y le cogí la polla, que acaricié y apreté para notar como palpitaba). Él terminó de desnudarse y nos dirigimos a la mesa de mi jefe, me apoyó en ella mientras su mano derecha manoseaba mis tetas y pellizcaba mis pezones y la izquierda la metía entre mis piernas directamente.

Él estaba muy excitado, oírme masturbarme y correrme mientras llegaba… encontrarme desnuda… y en encima ponerme de rodillas en el suelo y meterme su polla entera en mi boca… Y yo estaba muy cachonda, era una situación tan extraña que nos tenía a los dos al borde del clímax.

En un momento dado me pidió que me levantara, me tumbase sobre la mesa y poniéndose un preservativo me penetró de un solo golpe. Me puso las piernas sobre sus hombros y me follaba frenéticamente, cuando de repente … sonó el timbre de la puerta.

¡Ostias, qué marrón!… los dos desnudos en la oficina, follando como locos y alguien que quería entrar, jajaja. Se separó sobresaltado y con cara de asustado, se quitó el preservativo que colgaba arrugado sobre su (ahora) flácido pene… se le había bajado la erección de golpe.

Yo me acerqué a la puerta sin hacer ruido (seguro que habían escuchado mis gemidos, jajaja) y vi varias personas desconocidas esperando que abriera. Obviamente no abrí, pensé que se cansarían y se irían, pero la follada ya nos la habían cortado.

Cuando volví a la mesa, él estaba sentado en el sillón un poquito pálido y con su pene flácido. A mí me puso más todavía pensar que había gente al otro lado de la puerta y que habíamos estado a punto de ser descubiertos… y poniéndome de rodillas me metí su polla en la boca e intenté reanimarla, él puso su mano sobre mi cabeza dirigiendo el ritmo y poco a poco conseguimos una nueva erección. Entonces me propuso que acercara otra silla y la pusiera enfrente de la suya, abrió sus piernas y me hizo pasar las mías por encima de las suyas, los dos muy juntos, uno enfrente del otro con las piernas de ambos muy abiertas y me dice que quería verme masturbarme, que lo hiciera para él.

Él me miraba mientras yo lo hacía, y yo le miraba mientras se hacía una paja. Fue tremendo. Yo me corrí antes que él y cuando se iba a correr me avisó y poniéndome de rodillas, me metí su polla en la boca y descargó su leche dentro de mí, tragándome todo su semen sin dejar escapar ni una gota.

La cita había empezado excitante, se había cortado de golpe, había continuado morbosa y tuvo un final apoteósico… que mañana más “productiva”.

 

Por Laura Soto, Las Pasiones ocultas de Jade disponible en Amazon.com

 

 

 

 

 

 

 

También te gustará: Deseando este trío