Hemos quedado a tomar un café…

… en un sitio tranquilo, con poca gente. Yo he llegado antes; apareces con un abrigo largo, con pelo por dentro. Debajo, una blusa blanca y una falda negra con vuelo un palmo por encima de las rodillas. Estás espectacular. Cuando nos reconocemos nos besamos, ligeramente en las mejillas muy cerca de los labios, pero con miedo a besarnos en la boca… porque nunca se sabe quién puede estar mirando… ni lo que puedan pensar los pocos que andan alrededor. Después de haber estado charlando amigablemente durante más o menos una hora sobre nuestras vidas, me dices: me apetece que conozcas un sitio. Coge tu coche y sígueme. Obediente, te sigo…  conducimos unos minutos y aparcamos el coche… ¿dónde me llevas?- ¿Te acuerdas del piso que dije una vez?- Sí- Bueno, todavía no he puesto un cuadro, pero igual me puedes decir cuál es el mejor sitio para ponerlo.- Vale; si te sirve mi humilde opinión, te la daré.

Subimos en el ascensor, y nuestras miradas se cruzan… sonrío.- ¿De qué te ríes?- De que llevo deseando hacer una cosa desde que te he visto- ¿Y qué es?- Besarte como te mereces; ¿crees que me dejarás?- Prueba a intentarlo… Te cojo de la mano y te acerco hacia mí… y cuando nuestros labios están a punto de tocarse, el ascensor para y la puerta se abre. Rápidamente nos separamos y aparece un vecino…- ¿Baja?- No; lo siento. Sube.- Huy, he debido de pulsar mal el botón… disculpen.- Nada; no se preocupe. Al cerrarse la puerta, nos reímos por lo bajo… llegamos al piso correcto, salimos al descansillo, abres la puerta… te dejo pasar educadamente.

Dentro hace frío; hace tiempo que no se va por allí y el piso ha estado cerrado. Te quitas el abrigo y bajo tu blusa los pezones notan inmediatamente ese frío endureciéndose…- Creo que antes nos han interrumpido cuando iba a decirte algo muy serio- ¿Tú crees? – contestas- Pues sí. Te vuelvo a acercar hacia mí de la misma manera y nos besamos en los labios, con pasión; era algo que habíamos deseado los dos desde el primer momento en que nos habíamos visto… pero que no habíamos hecho por pudor. Nuestras lenguas juegan, y poco a poco vamos dejando de notar el fresco del hall. Mis manos se acercan despacio hasta tus pechos, acariciando primero tus caderas por encima de esa falda negra de vuelo, levantándose ligeramente y dejando ver el final de tus medias… Acaricio suavemente tus pechos por encima de la blusa mientras nos besamos, desabrocho los botones, disfrutando del placer visual que supone despojarte de ella… Suelto el sujetador y ahora mis deseosas manos puedes acariciar tus preciosos senos, pellizcar suavemente tus pezones erectos de deseo, con lo que el volcán de tu interior empieza a entrar en erupción y tu respiración empieza a acelerarse. Mi boca besa tu cuello, tu barbilla y por fin alcanza tus pezones. Los beso suavemente, juego con ellos con la lengua… Seguimos aún de pie, y tu cuerpo al sentir la caricia de mis besos en tu pecho se arquea de placer… Vuelvo a besarte en los labios y tus manos se lanzan a quitarme primero la corbata y luego la camisa… dejando mi torso al desnudo.- ¡Carlos, qué ganas tenía de saborear tu cuerpo!… Espero que estés rico…- Pues no lo sé… puedes  probar y ver a que te sepo.

Besas mi cuello, besas mis labios, besas mis pezones, y tus manos indagan curiosas mi entrepierna por encima del pantalón, notando cómo mi excitación es a estas alturas ya bastante evidente.- Creo que te voy a hacer un favor y voy a liberarte, porque creo que aquí abajo hay demasiada presión contenida. Tus hábiles dedos desabrochan el pantalón, bajan la cremallera y los pantalones se deslizan hasta el suelo… introduces la mano por dentro de esos bóxer azules que hoy llevo. Al oído me susurras: «Me encanta sentir que soy yo la que provoca toda esta excitación… ¿quieres follarme?»- Aurora, espero que tu ropa interior no sea muy cara – digo al mismo tiempo que con mis manos rompo tu tanga por la parte más fina. Acaricio con mis manos tu coño e inmediatamente siento la humedad que ha provocado nuestra excitación mutua. Te sujeto por los glúteos, levanto tu cuerpo y apoyo tu espalda contra la pared.- ¿No prefieres un sitio más cómodo? Tenemos una cama en el dormitorio- No puedo esperar… me tienes loco de deseo y quiero sentir ya mismo tu calor interior…Coloco la punta de mi polla justo en la entrada de tu húmeda vagina…- Aurora, mírame a los ojos… quiero ver cuánto placer te produce sentirme entrar poco a poco.Me miras a los ojos, y mientras lo haces dejo que tu cuerpo caiga sobre el mío poco a poco, para que me sientas entrar muy despacio y muy dentro.

Tu cara refleja un placer inmenso y me encanta mirarla- Tienes una cara de viciosa que me encanta… por favor, haz que me corra…Te vuelvo a levantar un poco al mismo tiempo que salgo casi hasta el final de tu interior, para volver a dejarte caer, esta vez un poco más deprisa, hasta el final, y vuelta a empezar, otra, otra, otra….Tu respiración cambia, tus jadeos son cada vez más prolongados mientras me sientes entrar y salir de tu interior. Haces fuerza con tus músculos vaginales para sentirme aún más y para que tu orgasmo se aún más placentero. Tu cara refleja ese placer…- Por favor, no pares ahora… que ya está muy cerca…. así…..- Me encantas… eres la sensualidad en estado puro…- Asíiiii oooooOOOOOoooooohhhhhh……….Mientras te viene el orgasmo, yo también me corro en tu interior… mmmmMMMmmmmm- Aurora… me encantas, eres un placer para todos mis sentidos, incluso para alguno más que desconozco. ¿Dónde dices que está esa habitación de la que hablabas hace un rato?- Al fondo a la derecha. Te cojo en brazos, te llevo hasta allí y te poso en la cama, despacio… Te quito el resto de la ropa que aún tienes puesta… (la blusa blanca, las medias, la falda de vuelo…)- Siento lo del tanga… pero ha sido un impulso incontrolable- Bueno; si me haces el amor otra vez, creo que podré perdonarte…- Si sólo pides eso… tendré que cumplir mi penitencia. ¿Cómo quieres que lo haga?

 

Por Xicotaytantos

 

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