Solo fue un sueño –

Anoche soñé con él, una vez más.

Estábamos en una terraza del paseo marítimo, casi pisando la arena de la playa, estábamos hablando bajito, casi susurrando, y mirándonos a los ojos mientras nos cogíamos de la mano. Nos pusimos a andar descalzos por la arena con su brazo por mis hombros y los míos rodeando su cintura. Llegamos al hotel de Salou donde estábamos pasando el fin de semana, entramos en el ascensor y nuestra pasión se desató con unos besos que me dejaron sin aliento, nuestras manos ya tenían prisa y casi no pudimos esperar a llegar a la habitación para empezar a desnudarnos.

Al llegar me puso contra la pared y continuamos besándonos, cada vez con más intensidad, su lengua y la mía enuna sola boca, besos largos, intensos, húmedos, y su cuerpo oprimiendo el mío, yo notaba su excitación al sentir su polla dura y palpitando apretar contra mi cuerpo.

Sus manos acariciaban mi espalda mientras las mías pasaban de su cara a su nuca. A continuación sus manos llegaron a mis pechos y empezaron a acariciarlos, primero por encima de mi blusa, después desabrochándola y apartando mi sujetador, para bajar su boca hasta mis pezones y empezar a lamerlos y succionarlos. Mi cabeza empezaba a dar vueltas y mi respiración se hacia más entrecortada.

Su boca volvió a la mía y yo le quité la camiseta, le desabroché la cremallera del vaquero y su polla saltó hinchada y palpitando al verse libre, yo llevé mi mano hasta ella y apretando su base noté como se hinchaba más a la vez que me ponía de rodillas y con la punta de mi lengua empecé a acariciar su capullo, a continuación me la metí entera en la boca y cada vez que palpitaba, la notaba en mi paladar. Mi cabeza entre sus piernas y mis ojos mirando fijamente su cara, sus ojos cerrados, su cabeza hacia atrás y su boca abierta emitiendo jadeos, y mi boca subía y bajaba y notaba como iba aumentando el tamaño de su polla hasta llegar a provocarme arcadas, y mi saliva saliendo por la comisura de mis labios.

El me levantó y después de terminar de desnudarme, me llevó a la cama, donde continuó besándome, primero en la boca, en los labios, en el cuello -uummm, cómo me gusta que me besen en el cuello-, bajando por los hombros hasta mis pechos y mis pezones, que a esas alturas ya estaban duros. Siguió bajando por mi ombligo y llegó a mi coño que ya estaba lo suficientemente húmedo como para que su polla resbalara si entraba, aunque no fue su polla lo que entró, fue su lengua, y no entró, se paseaba por mis labios hinchados, arriba, abajo, y se mezclaba su saliva con mis jugos, después rozaba mi clítoris que palpitaba. Por fin
su lengua empezó a entrar y salir y me hizo una follada durante largo rato. Mis suspiros eran ya gemidos y poco después fueron gritos cuando le pedía que parase mientras me corría en su boca.

Aún estaba tensa y notando las convulsiones del orgasmo que había tenido, cuando su boca volvió a la mía y su saliva y la mía se mezclaron con mi sabor salado, y su polla me penetró con movimientos suaves al principio y más intensos después, iniciando un baile acompasado y acompañado por los jadeos de los dos, que volvieron a convertirse en gritos cuando sentí un nuevo orgasmo, mientras me agarraba a su espalda y clavaba mis uñas en su piel.

Cuando paré de temblar, le tumbé de espaldas en la cama y bajando mi boca nuevamente a su polla terminé lo que había empezado antes y se corrió dentro de mi boca, su leche la notaba caliente, espesa, entrando una parte de ella directamente a mi garganta, y otra saliendo por mis labios, cayendo por mi cuello y resbalando por mis pechos.

Me desperté aún temblando, pero me notaba relajada y sudorosa.

 

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