Vero salió de la cocina, dejando a Jorge con su café. Necesitaba ir al baño para refrescarse… tenía demasiado calor en su interior. Abrió el grifo del lavabo y empezó a manar el agua fresca; se lavó la cara y se pasó la mano derecha mojada por el cuello mientras cerraba los ojos, apoyándose inclinada en el lavabo sobre su mano izquierda.

No notó cómo se abría la puerta y no percibió cómo Jorge entraba en el baño totalmente desnudo hasta que sintió cómo sus manos se posaban sobre sus caderas. Instintivamente se irguió y vio la mirada lasciva de Jorge reflejada en el espejo; Vero sabía que irremisiblemente ya no tenía remedio. Sabía que iba a ser saboreada por esos labios, acariciada por esas manos que le quemaban, abrazada por esos brazos que le acercaban a ese cuerpo desnudo y penetrada por esa verga que podía sentir ya de nuevo erecta entre sus nalgas.

Jorge no hablaba, pero sus manos lo hacían por él. Lentamente deslizó las cintas que sujetaban el camisón sobre el cuerpo de Vero, y este cayó deteniéndose en sus grandes pechos. La gravedad y las caricias de Jorge en los pezones endurecidos de Vero hicieron que el camisón cayera definitivamente al suelo. Los primeros gemidos de placer comenzaron a salir de la garganta de Vero, a la que ya sólo le importaba el placer que estaba sintiendo en cada poro de su piel. Tan sólo tenía el tanga de encaje encima, frente a la desnudez de su amante.

Jorge la volvió a sujetar por la cintura y le hizo dar la vuelta, acerco los labios a sus pezones y fue entonces cuando ella entendió por qué Jorge no hablaba… en su boca habitaba uno de los cubitos de hielo que había puesto en el café. Sus pezones al sentir el frío se pusieron aún más duros, el placer que sentía era inmenso; le encantaba aquella sensación de frío y de caricias con la lengua al mismo tiempo sobre sus pezones. Cuando tenía un pezón en su boca, se entretenía acariciando el otro con sus dedos, haciendo que su cuerpo se tensara…. Necesitaba encontrar un lugar cercano en el que ponerse más cómoda y terminar de dejarse llevar por aquella lengua, por aquellos labios y por aquellas manos. Buscó entornando los ojos y el único sitio que encontró fue el inodoro. Consiguió separar ligeramente a Jorge, le cogió de las manos y se sentó; ahora que lo tenía de frente, pudo comprobar que Jorge ya estaba perfectamente listo para penetrar en su empapada vagina. Lo estaba deseando… tenía ganas de sentir cómo ese músculo venoso se abría camino hacia su interior… Sólo imaginarlo entrando, ya era motivo para sentirse aún más caliente.

Al sentarse, Jorge se arrodillo frente a ella, deslizó con sus dedos el tanga hacia un lado mientras su helada boca y su hielo trazaron un camino descendente desde su pecho hacia su ombligo e introdujo los dedos índice y corazón en su vagina. Sus labios continuaron descendiendo hasta que se encontraron definitivamente con los labios que cubrían a un clítoris deseoso de recibir las más húmedas caricias. Los dedos se envolvieron en la humedad de su interior y entraban y salían con total facilidad, pudo notar cómo un tercer dedo se unió a la fiesta para que ella emitiera un gemido de rotundo placer, al mismo tiempo que la helada lengua comenzaba a jugar suavemente con su botón. La sensación de esos tres dedos entrando y saliendo de su coño y la lengua acariciando su clítoris le estaba encantando. Miró hacia abajo y pudo ver cómo la cabeza de Jorge se encontraba entre sus piernas, la sujetó con sus manos… no quería que aquella sensación que estaba teniendo se acabara nunca. El placer iba y venía… como las olas del mar hacen en la orilla; sentía cómo un cosquilleo en su interior que paulatinamente se iba haciendo más y más intenso a medida que esos labios, esa lengua y esos dedos seguían jugando, para volverse a marchar a su punto de inicio, aunque no tan lejos, para volver a sentir esa sensación de acercamiento. Jorge sentía cómo cada vez Vero estaba más excitada; su respiración cada vez más agitada y sus jadeos la delataban; pegó aún más su boca a tu coño e introdujo más profundamente aún sus dedos para hacer círculos con ellos. Incrementó el ritmo de su lengua, sus labios besaban el coño de Vero y se bebían ese dulce néctar con sabor a puro sexo que destilaba.

Vero estaba a punto… le sujetaba la cabeza con ambas manos como para pedirle que por favor no acabara nunca con aquella sensación, aunque en realidad estaba deseando que acabara para poder gritar de placer… podía sentir cada movimiento de los dedos, cada movimiento de la lengua, y sobre todo podía sentir cómo el placer se adueñaba de su cuerpo; su espalda se arqueaba, sus piernas se abrían más para que esos dedos llegarán aún más al fondo… Se acercaba el momento del placer… lo estaba deseando… se acercaba poco a poco…

– Sí, me viene,  ya viene, no pares ahora…

Jorge obedeció y no paró… Vero gritó de placer con el orgasmo deseado, llenó su boca con su sabor. Jorge la sujetó por el culo para que aunque se moviera poder seguir jugando con su lengua y prolongar su placer. Seguramente algún vecino estaría escuchando los jadeos, los gritos, los suspiros… Nada importaba en ese momento; sólo importaba el orgasmo que estaba sintiendo tan intensamente. Le encantaba cómo se seguía moviendo la lengua de Jorge mientras ella se corría en su boca…

Poco a poco, su cuerpo se fue relajando… Jorge se incorporó y ella pudo comprobar que estaba perfectamente listo para el siguiente placer que le esperaba… estaba deseando sentirle dentro, muy dentro… El se dio la vuelta y abrió el grifo de la amplia ducha.

– Hace mucho calor… ¿no crees? ¿No te apetece una ducha?…

 

Por Xixotaytantos

 

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