(Continúa de «Amor – libre – I» )

Por supuesto Ángel me dejó muy claro lo que ya habíamos hablado desde el principio de nuestra relación. Que soy libre, que me puedo pajear con quien me de la gana, que puedo hacer lo que me apetezca y que esas cosas a él no le importan. En realidad, fijamos las bases de nuestra relación liberal y las tendremos que seguir definiendo pero, hasta el momento, todo está bastante claro. Y, lo mismo él. Tenemos los dos la misma libertad. Por lo que, que me hable de las mujeres que siguen en su vida o que han estado y que siga hablando con ellas forma parte de su libertad. Eso sí, en los tiempos que nos ha tocado vivir valoro mucho la seguridad sanitaria, así que mi decisión es la de no interactuar con nadie por motivos obvios. Así que no quedamos con nadie más, hasta que la cosa se normalice. Por nosotros y por nuestras familias. Nos bastamos para darnos mucho, mucho placer el uno al otro y nos faltan días para hacerlo, así que nadie más se merece que ocupemos tiempo que queremos dedicar el uno al otro. Los jugueteos telefónicos y por mensaje están dentro de lo que se puede hacer ahora y a mi, me encanta.

  • Vámonos a la camita, amor, me dijo cuando ya no podíamos aclarar nada más de la situación vivida. Ya recogeré todo cuando te vayas luego

Tenía que volver a casa, irremediablemente, así que tocaba aprovechar la tarde lo máximo posible, aunque ya se nos había hecho de noche hablando en la mesa.

Subimos a la planta de arriba. Nos desnudamos. Fui al baño a lavarme un poco, me siento más cómoda si lo hago, pensando en que me va a comer el coño y a él le va a gustar que esté fresquito y apetecible. Sólo de aflorar ese pensamiento, mojo las bragas antes de depositarlas en el suelo del baño. Cuando salgo, me está esperando desnudo sobre la cama. La temperatura es ideal, ni frío ni calor, así que apetece incluso quedarse sobre la cama sin arroparse. Me tumbo y enseguida se echa sobre mi.

Comienza a besarme. Se ha quedado de rodillas sobre mí, pero sin apoyar su cuerpo. Mis manos comienzan a recorrer su espalda, activo mis yemas junto con mis uñas y rasco levemente por toda la espalda, subiendo, bajando, a un lado, a otro… las dos manos a la vez la rellenan toda.

  • Ufff, cariño, no sabes cómo me siento ahora mismo de bien. ¡¡Qué placer me está dando lo que me estás haciendo!! Mmmmm, ohhh, lo siento todo, todos los poros de mi piel están activos. ¡Qué felicidad!, me besaba y comentaba lo bien que se sentía con esas caricias que a mi tan cachonda me ponen.

Acariciar, sentir la piel de la otra persona me pone tan cachonda como si me estuvieran tocando a mi. El tacto es un sentido muy importante en el sexo y no siempre hay por que tocar el pubis, el culo o un pecho y a mi, notar cómo se estaba poniendo me estaba encantando y además excitando.

Bajó su cara a mis tetas pero no se detuvo mucho en ellas, tenía ansia de coño. Besó mi entrepierna y enseguida colocó su cuerpo en posición cómoda para quedarse ahí un ratito, bueno, un buen rato diría yo.

Cuando siento su lengua en mi clítoris, abultado, erecto un escalofrío me recorre. Abro mis brazos para ofrecerme, mis piernas están una a cada lado de su cuerpo, cierro los ojos y basculo la cadera para que ese punto de placer esté completamente ofrecido a su boca.

Dejo que mi cuerpo disfrute de la situación sin pensar en el orgasmo, me abandono a la idea de que estamos gozando locamente los dos y no pienso en nada más que en dejarme llevar. Y dejándome llevar esa boca maravillosa hace que sienta la primera explosión. Mi clítoris se comporta tan brutalmente que creo que él siente como se convulsiona en su boca. En ese momento que me corro, lo mete en su boca y se queda quieto, quiero pensar que, para sentir esas sacudidas de placer. ¡¡Qué locura!! Mi cuerpo se queda en un estado de meseta del que ya no baja del placer medio, de ese sentir en el que todo te gusta y todo te pueden hacer que lo vas a gozar. Y en ese estado, mi cuerpo pide “marcha”, necesito correrme una y otra vez. Una vez sentido el primer orgasmo, no puedo parar de sentirlos e inicio un estado de locura. No puedo parar de mover las caderas. Eso vuelve loco a mi hombre. Noto como entra en estado de locura él también. Mientras chupa ese coño chorreante, su mano busca mis tetas, mi cara, mete sus dedos en mi boca, los lubrico, los chupo, tira de mi pelo, baja a mis tetas de nuevo, mis caderas se mueven en círculos buscando su lengua, sus labios, su aliento y… me corro otra vez, lo grito, que me oigan todos los que me quieran oir, lo grito a los cuatro vientos: “Me corro, me corro, me corrrooooooooooooo!!!!!!!!!!!” Aghhhh, que placer, cabronazo!! Como me lo comes de bien, me vuelves loca, no pares, sigue, sigue chupando, cómetelo, sigue comiendo, así, así, así, sigue, viene otro, me voy a volver a correr!!! Joder, joder, joder!!!”

  • Así, cabrona, córrete en mi boca, dámelo, dámelo todo. Correte, así, cacho puta!! Que rico, que rico!!

Joder, como me gusta! pero lejos de parar, eso nos motiva a seguir, más y más para sentir más y más. Ahora, sus dedos humedecidos en mi boca, van a empezar a entrar en mi coño. Uno o dos, no más pero, con gran maestría entran a la primera para tocar ese punto que otorga ser una fuente a mi sexo. Me dejo llevar, provoco que el primer squirt salga con la boca de Ángel esperándolo. No le va a sorprender, lo ha provocado él y desea beber de mi. Lo hace, bebe, emite gemiditos de gusto cuando el líquido golpea su boca. Le oigo tragar y sigue fiel a su movimiento en el interior para seguir provocando la salida del jugo. Lo consigue, otro más, sale más… ahora no es capaz de tragar todo el que sale y resbala por mi culo a las sábanas.

No puedo pensar en otra cosa que en el disfrute conferido. Abro mis piernas más si cabe, sigo corriéndome salpicando todo a mi alrededor. Sus dedos salen cuando lo siente y lo sacude dando palmaditas en mi coño ofreciéndome más placer si cabe. Ahora se decide a forzar mi agujero. Tres dedos introduce con toda la humedad ocasionada, mete, saca y toca ahí, me vuelve loca. Joder, como me gusta!! Me vuelvo a correr!! y lo intenta ahora con cuatro, me lo dice: “cariño, tengo cuatro dedos metidos” Me encanta que me lo diga. Noto mi coño abierto y mi zona de éxtasis cubierta aunque mientras me lo dice noto que viene otro orgasmo. Necesito de su boca ahí también. Cojo su cabeza mientras le grito: “come, come, cómetelo que me voy a correr!!  y, me corro. Espasmos y más espasmos hacen que mi cuerpo cobre vida propia sin control por mi parte. Ahí no puedo parar de moverme, no lo quiero controlar tampoco. Buahhhh, espectacular!!

  • Te voy a follar, mira lo que tengo para ti, me dijo mientras se incorporaba con la polla en la mano, lista para enfilar en mi cuerpo
  • Si, si, fóllame, dámelo todo, necesito sentir tu polla, vamos!!!
  • Mira, mira, mira que rica… la puntita ya está ahí, toma….

Sentí la puntita en mi chorreante coño pero mi cadera tuvo que acompasarse para introducirla hasta el fondo, cogí su culo y me inserté esa pedazo de verga hasta donde no daba más. Mi clítoris todavía estaba sintiendo el orgasmo anterior y echaba de menos la boca de Ángel, su calorcito, la humedad de su lengua, así que, mientras me follaba, una de mis manos se colocó en el botón palpitante para seguir proporcionando placer. Bufff esto estaba siendo más que espectacular, la polla se salía del encharcamiento que tenía y tenía que quitar mi mano de mi cuerpo para buscarla e introducirla de nuevo en el agujero. Eso me genera ansiedad de polla, mucha ansiedad para seguir incrementando el placer que siento. Mi mano se vuelve loca mientras la polla golpea en todas las paredes. Me está follando fuerte, le digo que no pare, que siga así. El me dice que me está reventando y yo quiero más y más hasta que un estallido se apropia de mi cuerpo y de mi mente. No hay nada ni nadie más en ese momento. Lo que siento no se puede describir, exploto y exploto. Las contracciones de mi coño deben estrujan esa polla al máximo pidiendo la leche a la vez que mi borboteo de placer. Mi clítoris cobra vida propia, eso no se puede controlar. Siento espasmos por todos lados y me deshago del gusto. Él lo nota y tampoco va a poder controlarse por más tiempo, también va a estallar, me va a dar toda su corrida dentro de mi. Todo un espectáculo de momento. No hay palabras, eso, se siente, o no se siente.

Nos abrazamos, nos sentimos, nos besamos, recorremos nuestros cuerpos con las manos, más él que yo, yo me coloco apoyada en su hombro y tiene toda mi espalda disponible para acariciarla y eso es lo que hace mientras nos recomponemos para respirar con normalidad y pensar en la brutalidad de placer que hemos sentido.

Hablamos, hablamos y hablamos mucho más, de todo, tumbados, abrazados sabiendo que, además, me tengo que ir en breve y que esto, por hoy, va a acabar pronto.

Me resisto a pensar que me tengo que levantar de esa cama empapada. Hay un charco considerable e intentamos evitarlo para no tener frío. Nos tapamos con el edredón para quedarnos acaramelados un rato. Va a ser irremediable que Ángel  cambie las sábanas si quiere dormir esta noche aquí.

Cuando ya creo que esto se ha acabado por hoy me arrodillo delante del cuerpo tumbado de mi hombre, le beso, los besos aumentan de intensidad, no podemos controlarlo. “Uno rapidito” llego a oír en la boca de Ángel, susurrando, un poco rogatorio.

Le encanta que le cabalgue, así que, según estoy en esa postura izo mi pierna derecha y la paso sobre su cuerpo mientras me doy cuenta que su polla ya está lista para follarme de nuevo. Pero, voy a ser mala, voy a hacer que su placer se incremente a cada instante y tenga un orgasmo de los de antología. No me apoyo en él, me quedo en el aire, girando mis caderas y balanceándome mientras le beso, le beso y le beso, saco mi lengua, suspiro, pienso en lo que tengo bajo mi y que voy a sentir otra vez esa verga en mi interior.

Bajo mi cuerpo y comienzo a restregarme contra su miembro, está muy muy duro, casi hace daño cuando me acerco. El la quiere colocar en la entrada de mi coño, pero no le dejo, le digo que no sea impaciente, que todo llega. Sigo jugueteando con mis movimientos hasta que logro rozar mi clítoris con su capullo, luego lo dirijo a la entrada de mi vagina y con movimientos circulares hago que parezca que la voy a meter. Pero no, no entra porque yo no quiero, sigo jugando con los movimientos. Ahora  introduzco solo la puntita mientras sigo rodeándola con mis caderas y sigue ahí solo la puntita mientras meneo mi culo arriba y abajo. Noto como todas mis carnes se bambolean, muy deprisa, les sigo el ritmo en subir y bajar y Ángel exclama, jadea y gime diciéndo el placer tan grande que está sintiendo. La cara la tiene desencajada. Cuando llevo unos minutos así hinco la polla hasta el fondo, muy rápido, muy muy rápido. Él no se lo espera y le vuelvo loco, la clavo, bien clavada, hago unos movimientos circulares para que sienta el calor y la vuelvo a sacar para seguir con su capullo en mi entrada tal y como hacía antes. Repito la operación, no sabe que hacer, si tocarme, si centrarse en su gozo, si besar mis tetas… logro que pierda el norte y vuelvo a clavarla para sorpresa suya, aunque ahora no tanta. Vuelvo a sacarla y esta vez en menos tiempo la vuelvo a introducir hasta el fondo para follarla y follarla y follarla. Ahora voy a por mi clímax, se que él lo conseguirá a la vez que yo. Yo también me vuelvo un poco loca pensando en lo que estoy disfrutando y… llega, llega, llega para los dos, nos vamos a correr. Mi culo sigue subiendo y bajando, subiendo y bajando hasta que su leche quiere salir y entonces me quedo sentada abrazando su polla con mi coño haciendo movimientos circulares para recogerla toda, toda, toda.

Ya no nos queremos tocar mucho más porque si no va a ser muy difícil que me vaya de allí. Hace un día ideal para no parar de follar y follar pero… no puede ser.

Mientras me vestía, bromeé con lo agusto que se iban a quedar los vecinos con que me fuera ya y dejaran de oír el gran espectáculo que ofrecían mis gritos y gemidos. El otro día nos golpearon hasta en la pared jajajajaja, así que si ven que salgo de la casa darán palmadas pensando en lo bien que van a dormir hoy, sin mí cerca.

Me acompaña al coche, me besa, se va unos metros y se vuelve a acercar para volverme a besar y … me fijo en el vehículo de enfrente al mío en la calle en la que he aparcado. Hay una rosa roja en la puerta, con un mensaje de “Te Quiero”, salgo del coche para hacer una foto del detallazo tan impresionante pensando en la persona que se lo va a encontrar y la alegría que se va a llevar. Me siento feliz de saber que todavía hay personas que valoran esos detalles y que hay gente que todavía los hace. Casi me alegré tanto como si hubiera sido para mi, de verdad. Me parece algo muy bello.

“¡¡¡¡ Qué bonito es el AMOR (libre) !!!! ”

Por Estefanía Mor de 40 Historias de Sexo

 

 

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