Cuando en la vida te mueves, buscas experiencias y vivencias, hay situaciones que te sorprenden. Si no buscas, si no intentas disfrutar de cosas nuevas, desde luego que no te llevarás decepciones ni alegrías y tendrás una vida un tanto aburrida.

Cuando dejé mi relación con Jesús me vi sola en la búsqueda de morbo, de aventuras y fueron varias las citas que tuve en una misma semana, aunque ya había quedado con Ángel en que nos conoceríamos en breve, yo necesitaba investigar. La mayoría de ellas fueron un desastre, quizás no tenía muy claro lo que andaba buscando. Pero hubo una cita con una pareja un tanto curiosa y que no quiero dejar de contaros.

Mi presencia en las apps en las que estoy dada de alta era muy activa. Quería quedar tanto con hombres, mujeres o parejas y, se presentó una pareja. La foto del perfil era muy sugerente. La sonrisa de ella era maravillosa, bueno y estaba muy buena y él tampoco tenía mala pinta. Comenzamos a hablar y era él el que manejaba la conversación, ella nunca se presentó.

Me dijo que tenían un sitio para quedar en el centro de Madrid, que ella no había estado nunca con una mujer y que le apetecía probar. Esa clase de retos, me gustan, pero tienen su riesgo. En plena crisis sanitaria tambien ese inconveniente me asalta, pero, la verdad es que el riesgo es mínimo quedando con dos personas y al final me lio la manta a la cabeza y pienso que el riesgo es mínimo.

Esa semana tuve mucho trabajo pero me dio tiempo a darle mi número y hablar por whatsapp para organizar la cita para el sábado por la tarde. Dos días antes quise saber más… había quedado con pocos detalles, la dirección me la daría el viernes, el día anterior, pero no sabía mucho sobre los dos.

En mi curiosidad entraba saber si a ella le ponía ver como él me follaría, a lo que me contestó que sí. Si a él le iba a gustar mirarnos a las dos y si a ella le gustaba yo (ya le había mandado fotos) aunque en mis perfiles muestro mi cara y mi cuerpo sin tapujos, envié algunas fotos diferentes por whatsapp. Ellos también lo hicieron… de hecho él compartió un video una noche, en el que no se veían las caras pero estaban follando y a ella se la oía jadear y disfrutar, muy breve pero que me puso a mil.

Por otro lado tenía pendiente conocer a Angel y esos días sucedieron conversaciones nuevas, confidencias y… como voy siempre con la verdad por delante, le conté todo lo que iba planeando y sucediendo, incluso esta cita. Le encantó que se lo contara, creé complicidad entre los dos. Pienso que nadie le había hecho partícipe nunca de algo así (daros cuenta que no nos conocíamos todavía) y pensamos que entre los dos puede surgir algo bonito. Que le contara como me apetecía esa cita seguro que hizo que su imaginación se disparara y, mucho.

Llegó el día. Después de una mañana de trabajo agotadora, casi sin comer, cambiándome en el coche y parando en una gasolinera para lavarme un poco, echarme desodorante, maquillarme y parecer una persona medianamente decente… llegué a Madrid con algo de retraso que, avisé, por supuesto.

Me estaban esperando. Puse un mensaje cuando llegué al portal y él me dijo que bajaba a buscarme. Yo, con mascarilla… situación extraña porque si iba a follar con ellos, la mascarilla debía desaparecer, darle dos besos de aproximación y dejar de pensar en lo humano y empezar a pensar en lo “divino”.

Cuando le vi aparecer, me gustó. Tenía acento, era mejicano, no había follado nunca con un mejicano, pero lo que no sabía era que ese día tampoco iba a ser el día que lo hiciera jajajaja

Me acompañó por las escaleras hasta el piso. Reconozco que esos momentos de incertidumbre provocan en mi diferentes sensaciones: por un lado miedo (nunca sabes qué te puedes encontrar en un piso, si es verdad lo que te ha dicho, si solo están ellos, si hay una panda de hombres con intenciones oscuras…. ) y por otro lado mucha excitación. Pensar que ella no había tenido experiencia con mujeres, que estaba esperándome, que no sabíamos si nos íbamos a gustar, que no sabemos si va a haber ese feeling que necesito. Todo eso navega por mi mente en décimas de segundo y agita mi cuerpo y mi mente creando un estado muy especial y que llega a ser algo adictivo y que de vez en cuando me gusta sentir.

Entre en un loft, muy bien decorado. Todo se veía nada más entrar, la cama, la cocina, el salón y una puerta, que supuse que sería el baño. El sofá se encontraba de espaldas a la puerta al fondo del todo de frente a una gran televisión que tenía videos musicales puestos. Ella se levantó y se acercó hacia mi con cara de pocos amigos, muy seria, me chocó que no esbozara ni una leve sonrisa ni me mirara a los ojos para darme los dos besos de saludo. Llevaba un vestido negro muy ajustado y unos zapatos de tacón muy alto, ella era bajita y tenía un cuerpazo, estaba muy, pero que muy buena.

En nuestras conversaciones el chico me había preguntado que qué era lo que me gustaría beber durante la cita y le dije que vino tinto estaría bien pero llegue con mucha sed y le pedí agua… hacía muchísimo calor en la calle y llegaba corriendo, así que el vino lo dejé para más tarde. Ese tipo de preguntas está bien y te hace sentir integrada en la cita.. pero, claro… que narices sabes que te va a apetecer beber dos dias antes del momento!! Me habría bebido una gran cerveza pero me di cuenta que el piso era uno de alquiler por horas/días y no disponían de intendencia.

El chico era más joven que yo, unos 40 años y ella era mucho más joven, 36 creo que me dijo (aunque creo que mentía sobre su edad, no se muy bien porque la gente hace eso jejejej) Ella me gustó mucho aunque cuanto más hablaba menos me apetecía jugar con ella.

La conversación estuvo muy bien. Ella se relajaba poco a poco y dejaba entrever una sonrisa, aunque no mucho, la verdad. Tenían curiosidad por saber de mis aventuras y experiencias. Creo que lo que yo hago es normal pero me sorprende que la gente no busque su propio placer y hacer lo que realmente les apetece. Tras unos minutos me percaté que yo estaba allí por la fantasía de él y que ella no es que estuviera muy por la labor de la situación, aunque si que tenía curiosidad. Ella era celosa, no… era muyyyyy celosa y se encargó de dejármelo claro desde el principio. Me hablaron de planes de boda, de sus situaciones personales, les pregunté por sus trabajos. ¿Sabéis? Haciendo preguntas “de control” como yo las llamo, te puedes enterar de muchas cosas, incluso con los silencios que generan las respuestas, sabiendo si mienten, si no quieren contestar y se sienten violentos. Yo soy de las que dejo hablar y dejo que me pregunten. El era muy hablador, preguntaba, era curioso y ella se limitaba a mantener una actitud reservada, algo tímida y egoísta en su actitud ante la vida. El plan que habían tenido la noche anterior en el mismo piso había sido con un jovencito y me contaron que había ido bien pero que se colapsó y no pudo cumplir con la faena. Sería demasiado joven o inexperto o a ella la vió demasiado exigente con él. Conmigo estaba intentando serlo, pero no me dejé. Aproveché un momento álgidos de la conversación para poner una de mis manos en su pierna y comenzar a acariciarla. Estábamos las dos sentadas en el sofa y su chico enfrente de nosotras, junto a la televisión, en un sillón orejero desde el que tenía una perspectiva perfecta de lo que pudiéramos hacer.

Mi mano iba y venía… no la veía muy por la labor de entregarse a mis deseos. Pero seguí intentándolo aunque la premisa que escuché en una de sus intervenciones no me gustó nada. Bueno, y, ni siquiera se dirigió a mí para decírmela. Hablándole a él le dijo: “No quiero que te toque ni que tu la toques, solo a mi”. Pues vaya! ahi me empecé a mosquear. El tio me había dicho claro que iba a ser un trio con todas las de la ley y ahora resulta que yo no iba a catar polla. Me cabreé conmigo misma en ese momento, pero no se me notó. Que coño hacía yo allí entonces??? Era injusto!!! Pero bueno, sabeis que saco de todo el lado positivo y en décimas de segundo decidí que si solo me la podía comer a ella, iba a sacarle todo lo que pudiera sacar a la situación, además estaba muy, pero que muy buena.

Ella intentaba excusarse diciendo que si había mucha loba suelta por el mundo, que si tal y que si cual. En fin, todo se resume en inseguridades, miedos y que el que tiene al lado no es del todo sincero con ella. Se ve a la legua. Además de tener una dilatada experiencia en la vida y con mujeres varias… algunas eso, en un hombre, lo vemos como ventaja y otras lo ven como una amenaza constante, pero ese es su problema.

Pues, al lío.. cuanto más tiempo estuviera allí, más problemas buscaría mi “nueva amiga” para no seguir adelante con la situación. Bueno, no, todavía no, porque la cagué intentando crear más morbo en la situación. Le pregunté a él sobre el video que me habían mandado follando. Quería saber si era él el que aparecía o alguno de los que se la habían follado. Ay madre!!!!! ella no sabía que me había mandado el video y se puso como una energúmena. Que si por que no me lo habías dicho, que si solamente habías hablado con ella y no le habías mandado nada. … hubo un momento que permanecí en una discusión de pareja, yo era como si no existiera, sin comerlo ni beberlo. Se puso como una niña pequeña haciendo pucheros y sintiéndose engañada y traicionada (por un lado la entiendo…) pero claro, creo que si el se lo dice todo ella, al final se echaría para atrás y él no vería realizadas sus fantasías. Mal, van por muy mal camino.

( Continuará…)

Por Estefanía Mor de «40 Historias de sexo»

 

 

 

 

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