Uno de los motivos por los que no he escrito en las últimas semanas es porque mi coño está de baja. Una infección de una glándula que segrega el flujo vaginal, la de bartolino, se volvió rebelde y me tuvieron que operar de urgencia. Ya estoy bastante bien pero estoy de cuarentena jajajaja, así que, de follar, ni hablamos. Bueno…. mis pinitos hice antes de ayer por el culo, pero eso os lo cuento otro día.

Ni que decir tiene que en el momento de la urgencia el morbo brilla por su ausencia, dolor y malestar me invadían sin dejarme pensar en otra cosa, pero…. cuando una se ve en casa, en reposo y ya con diez días sin sexo, con los puntos que dejan de molestar un poquito, asaltan ideas a la cabeza.

Mi primer orgasmo tras la operación fue con esta imagen en mi cabeza, rememorando ese instante del quirófano, en el que me llevaban desnuda con una bata infollable y tapada con las sabanas de la cama. Me trasladaban a la camilla de la sala en la que iban a operarme. Un brazo, el de la vía, me lo inmovilizaron en un lateral, poniéndomelo en cruz, el otro me lo ataron con una sábana que sujetaba con mi propio cuerpo con el tensiómetro, sin poderlos mover. Todo el mundo se movía a mi alrededor, notaba sensaciones en mi cuerpo: frío, pegatinas, manos que me colocaban, caras que me hablaban, conversaciones que no tenían nada que ver conmigo ni con mi operación y… llegó el momento de dormirme, pusieron una máscara en mi boca e hicieron que respirara. En realidad, en ese momento, me dormí, no me acuerdo de nada hasta que desperté en la sala de reanimación pero, en mi fantasía, todo cobró sentido en ese mismo momento.

Uno de los médicos, con su mascarilla, su gorro y su atuendo verde colocó mis piernas en los estribos que había a los lados de la camilla. Él pensaba que estaba dormida, pero no lo estaba, me estaba enterando de todo. Cuando vio mi coño decidió atar mis piernas para que no me pudiera mover y dijo en alto que me tenía que follar antes de operarme. Comenzó a acariciar mi sexo. El dolor me había desaparecido con el calmante en vena pero sentía y sentía mucho. Con su pulgar comenzó a masturbar mi clítoris. Yo estaba completamente abierta de piernas y con los brazos inmovilizados pero me invadía mucho placer. Ese cabrón de cirujano / ginecólogo tenía una cara de vicio que no podía con ella.

Era guapo, además. No contento con pensar en follarme, decidió avisar a unos colegas para que también me disfrutaran.

Mientras se veía su pantalón de pijama abultándose por momentos, él seguía jugando con mi coño. Estaba logrando que chorreara de placer. Ya estaba introduciendo sus dedos, dos dedos, con las yemas hacia arriba buscando el punto g y ayudándose del pulgar para tocar a la vez mi clítoris. Me estaba volviendo loca pero yo quería seguir inmóvil y callada haciéndole pensar que estaba dormida y anestesiada. Se detuvo e hizo unas llamadas de teléfono avisando en que quirófano estaba. Había avisado a unos colegas.

Cuando empezaron a aparecer los demás, este médico tenía su polla fuera, se había bajado el pantalón y enfilaba su glande a la entrada de mi coño. Tenía una polla digna de película porno, grande, empalmadísima y deseosa de entrar en mi y yo de que entrara, la verdad. Se dio cuenta de que miraban sus amigos, se empezaban a coger la polla con sus manos y a meneársela. En un momento había allí ocho hombres más y a las enfermeras les hizo chupar mis pezones y comerme el coño mientras él intentaba follarme.

Por fin entró esa polla en mi, los demás se pajeaban mirando la escena pidiendo a gritos que les dejara follarme tambien, todos deseaban meter sus grandes pollas. Totalmente abierta, expuesta e indefensa fui follada, magreada, chupada… por todos aquellos hombres. Follada, follada, follada…. apretaban contra mi con todas sus fuerzas, todos se iban corriendo dejando su leche, en mis tetas, en mi barriga, en mi coño. Algún valiente tambien quiso que le mamara y se corrió en mi cara.

Corrida tras corrida, en mi mente, mientras pajeo mi clítoris, con cuidado de no perjudicar mis puntos, consigo un orgasmo y otro más. Intensos, fuertes… llevo muchos días sin sexo y sin fuerzas para muchas cosas pero esto es el inicio de una nueva etapa de desenfreno, lujuria….. algunos de mis amigos me dicen que quieren ser ellos los que me desbraven tras esta cuarentena que tengo que esperar. A otros… les sigo dando miedo jajajajaj y ahora, mucho más.

Me siento desatada, desatada… estoy deseando follar otra vez. Cada día queda menos y lo deseo, lo deseo mucho. Ufff…. para mi es una necesidad vital, no sabía que tanto.

Por Estefanía Mor: 40historias de sexo

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