Desde que leí  el relato sobre el dildo con ventosa con el que él se follaba una sumisa y lo escribía en su blog, han sido innumerables las veces que he ido a un sex shop cercano a mi casa con la mala suerte de encontrarlo siempre cerrado. Hace un par de semanas, hice una compra por internet de uno y el siguiente día mientras trabajaba por Madrid fui a recogerlo. Disfruté como un niño en una juguetería… todo me gustaba, todo quería probarlo. De hecho, Rodrigo y yo ya hemos decidido en que vamos a invertir los primeros 100 euros que ganemos con la venta de este libro (aspiramos a poco, la verdad jejejeje) Vamos a comprar un dildo anal con conectividad para que pueda manejarlo desde el móvil … ¡¡puede ser algo brutal!!

Tengo ganas de probarlo. Bueno, de momento, tenemos ese dildo con ventosa. La misma noche después de ir a buscarlo, grabé un video abriendo la caja, con cuidado, despacio. Le envié el video a él para que fuera partícipe de la apertura de nuestro nuevo juguete y después le hice unas fotos y me lo follé adherido a mi mesilla, probando sus limites, hasta donde podía llegar con él, si me follaba el culo, … pasé un rato muy agradable, la verdad. Pero ese no es el objetivo de ese dildo.

Mi amito quiere que lo use para escribir. Desde que he empezado este capítulo estoy con la polla metida en mi coño. Bajo órdenes expresas, así tiene que ser. Tengo que escribir penetrada.

Admito mi excitación. Mi silla de despacho es de piel y mi flujo ya resbala por el final de la ventosa y humedece y moja el asiento. Si me muevo hacia adelante y hacia detrás mi vagina se contrae. El clítoris lo tengo a mil, hinchado, deseoso de que lo toque. Pero si lo masajeo, con ese dildo dentro de mi coño, me voy a correr en breves segundos.

Solo pienso en como llegar al orgasmo. Pero va a ser tan fácil. Permitidme que pare de escribir un segundo para lograrlo. ¡¡No puedo más!!!

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¡¡Que zorra me siento!! Acabo de abrir mis piernas y me he masturbado hasta que me he corrido con un gran placer. Sigo teniendo la polla dentro. Puede que tenga que volver a parar dentro de muy poco para volverme a correr. De hecho me estoy acordando de mi plug anal de colita. Combinados los dos tiene que ser brutal. Así que me voy a levantar para ir a buscarlo, introducirlo en el ano a la vez que el dildo con ventosa y sentir mis dos agujeros repletos y llenos. Mientras tanto me voy a acordar de Rodrigo que hoy está de boda familiar. Me lo imagino con su traje, su corbata… Mmmmmmm

Bien, ya estoy repleta. La verdad es que no se me ocurre mucho más que escribir que lo que voy sintiendo y estoy sintiendo mucho. Vuelvo a estar excitada. El plug con colita ha entrado muy fácil por que el ano estaba lubricado por mi corrida de antes. Aun así he paseado la punta por mi coño para mojarlo bien antes de ponerlo en la entrada y empujarlo hasta dentro, hasta el tope, hasta el fondo.

Deseo correrme otra vez…. ya que me he levantado a por el plug he aprovechado y he traído mi cepillo de dientes eléctrico y creo que lo voy a utilizar para masajear mi clítoris con él. Seguro que con todo lo que tengo dentro, las vibraciones se transmiten y me corro muy rápido de nuevo. Voy a probar.

Mmmmmmmm maravilloso… ¡¡¡¡¡me voy a correr!!!!!

Muy puta, me siento muy guarra…. ¡¡cuanto daría por tener una polla aquí ahora conmigo!! pero no es así. Me siento tan puta que necesito provocarme un squirt. Hace mucho que no lo hago ni lo hacen. Los amantes con los que he coincidido últimamente o no lo han logrado o ni siquiera lo han probado y yo, sinceramente, no lo he intentado tampoco. ¿Me esperáis ? Para eso voy a tener que sacar al menos mi dildo del coño, así que lo voy a hacer.

Aggggghhhhhhh… un charco en el suelo certifica que he logrado mi objetivo. Voy a mandárselo a Rodrigo y a Marcos tambien, ¿por qué no? Se lo voy a dedicar a los dos. Hecha la foto y enviada.

Tres orgasmos seguidos en menos de 15 minutos… Rodrigo tienes que estar orgulloso de lo que provocas en mi. Espero que sigas produciendo ese placer en mi mente y mi cuerpo durante mucho tiempo más y lo podamos seguir contando.

 

Por Estefanía Mor del libro «El jandín de los amantes infieles», disponible en Amazon.

 

 

 

 

 

 

 

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