Confinamiento, pandemia, virus, pajas, sexo virtual, ….. borra, borra, borra…. no dejo de pensar y me resisto a que estas palabras sean las primeras de mi próximo relato pero, es que, la realidad, es que esto es lo que tenemos ahora.

Parejas de novios separadas, matrimonios infieles confinados juntos, solitarios y solitarias buscando (o no) una salida a sus salvajes instintos. Por mensaje escrito, en aplicaciones, por video llamada, desde una insinuación en la ventana del edificio de enfrente… ¡todo vale!

El último día que vi a Jesús le dije que me daba miedo pensar en no saber cuando iba a volver a verle y creo que él, en ese momento, no entendió muy bien mis palabras. Yo disponía de algo más de información que él en ese momento sobre lo que estaba pasando y sabía que la cosa no iba en broma. Así que con mis mejillas húmedas me despedí y comenzamos con el no sentir de nuestro cuerpo a cuerpo.

Mis primeros días estuvieron marcados por la sobre información. Quería saberlo todo sobre lo que nos acechaba, pasé una semana incluso con síntomas, me daba miedo abrazar a mi hijo, besarle…  no quería que ni el viento supiera que lo estaba pasando mal pero lo pasé. Ataque de ansiedad incluido que me hizo llamar para saber si con los síntomas que tenía podría ser el maldito bicho… y era mi propio bicho el que me estaba dejando noqueada, mi mente me estaba jugando una mala pasada. Así que, tomé una decisión. Nada de noticias. Solamente un vistazo a redes sociales una vez al día y a la página del Ministerio de Sanidad (información fiable y oficial) y a disfrutar de la vida, confinada pero, de la vida. Música, series, conversaciones con amig@s …y… ¡sexo!

En ningún momento Jesús dejó de “cuidarme”, aunque a él no le conté cómo me sentía realmente. Conectados prácticamente todo el día, por teléfono o incluso por video llamada pero sin mucha actividad sexual, la verdad. Me faltaban las ganas… ¡¡a mi!! Pero… ¡¡ay cuando tomé esa sabia decisión y tomé de nuevo las riendas de mi mente!!….

Mi coño se empapa a cada momento. Tengo todo el día jugosa la entrepierna, preparada para que en cualquier momento pueda verse en una foto enviada o en una video llamada inesperada. Los que me conocen dicen que cuando me pongo cachonda cambio mi tono de voz a melosa, más dulce incluso Rodrigo me dice que solo me salen monosílabos jajaja… ¿tanto se me nota?

Una semana antes del confinamiento recuperé una de mis cuentas en una app de ligoteo y surgieron varios contactos interesantes. No se muy bien porque lo hice, pero ahí tengo unos cuantos amigos con ganas de complacer mis necesidades. Además de Rodrigo, Marcos, Rocío y alguno más, la verdad es que no me puedo quejar. Me encanta tener personas con las que intercambiar mis estados de ánimo, hablar de mis cosas, pensamientos, ideas y que, además, puedan satisfacer momentos de calentón. Bueno, y con quien no comparto nada de nada pero me está viniendo fenomenal en estos días es mi amigo “el succionador”… además de otros de mis juguetitos, pero a él le tengo en la mesilla y me hace mucha, ¡pero que mucha compañía!

Una mañana, uno de mis seguidores, me dió los buenos días y… no se muy bien como, terminó pajeándose en su cama, a petición mía junto a su pareja, que estaba dormida. Fue muy… morboso. Yo tambien me corrí al pensar en la situación, así que fue un despertar placentero.

Con eso de tener que ir a la compra solo, Rodrigo vió el cielo abierto para llamarme mientras iba al supermercado. Primero hablamos de nuestras cosas, preocupaciones, alegrías, los hijos, somos grandes amigos pero, nos tenemos ganas y, mientras hablamos, no dejamos de pensar en esas ganas, esos encuentros que nos quedan por tener y esa excitación que sentimos cuando hablamos el uno con el otro. Al final, él termina conduciendo de vuelta muy muy muy despacio para alargar el momento de tener que colgar y ver si la conversación nos lleva a disfrutar de un momento álgido.. bueno, ese momento lo tengo yo por que él se pone muy cachondo pero no se corre. Lo deja acumulado, como el bote de la primitiva jajajaja

Marcos me sorprendió el otro día tambien. De repente, una mañana, después de haber hablado largo y tendido por whatsapp, me hace una video llamada. El estaba en su ducha, desnudo… ¡¡uffff, que bueno está!! Me quedo sorprendida y me pide que no hable, no me pueden oir, así que silencio la llamada y solamente puedo oírle yo mientras miro como se ducha, como acaricia su polla y me la muestra. Por señas me pide que yo tambien me toque, así que me voy a la habitación. Por suerte mi hijo está muy entretenido en ese momento en su habitación. Coloco mi coño frente a la cámara, abierto. Me hace señas con el pulgar hacia arriba que así está bien. Tumbada en la cama empiezo a tocarme, me excito, me gusta esa sorpresa y lo que veo.

Meto mis dedos en el coño. Empieza a ponerse jugoso y yo estoy calentándome mucho por momentos. Voy a necesitar meter algo de gran tamaño por ahí y que él lo vea así que me levanto a por uno de mis dildos. Marcos sigue tocándose, tiene la polla muy dura y está disfrutando. Mira como me penetro, en cuanto lo hago me corro. Sentir esa polla, aunque fría en mi, hizo desatar mi placer, corriéndome. Ahora me hacía otra seña, apuntaba hacia abajo. Me estaba pidiendo que me penetrara el culo. Le encanta mi culo, así que, como ya estaba lubricado del coño, saqué ese dildo empapado para empezar a meterlo por mi otra raja. Parece que se resiste un poco para entrar pero a Marcos le esta flipando ver como entra y como está dentro. (continuará…)

Por Estefanía Mor de 40Historias de sexo

 

 

 

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