Fran me lo ha pedido. Me ha mandado una canción de La Frontera, “10 minutos de pasión” y, me ha dicho que a ver si se me ocurrían unas palabrejas sobre lo que sucedió ayer. Mientras la tengo de fondo, comienzo a escribir esto. Yo le he mandado la réplica en forma de canción y me quedo con “90 minutos” de India Martinez.

Saltaron chispas, fue un día muy bonito.

Me había invitado a una comida de amigos suyos. Me sentí muy halagada de que lo hiciera. Cuando alguien a quién conozco le apetece compartir momentos conmigo y con gente que forma parte de su vida me parece un acto de generosidad tan grande que con eso ya me tiene ganada.

Me tenía que comportar, claro. En el chat que tienen ya me había dicho Fran que le habían preguntado por mi, quien era yo, si ya habíamos follado… vamos, conversaciones de machitos. Me hace mucha gracia y me encanta saber esas cosas. Cuando estábamos comiendo me dijo que había otra pregunta en el aire en el chat: si las tetas de una de las chicas que iban con uno de ellos eran de plástico jajajaja. En cuanto me lo dijo, se las miré otra vez (madre mía como estaba la muchacha!! buena, buenísima) y le dije: “De plástico. Pero vamos, que se las comía igual” jajajaja Muy rica está, la verdad.

Durante toda la comida Fran me contaba cosas de uno, de otro y yo entablaba conversación también con algunos de ellos. Me estaba encantando estar allí. Todo gente muy interesante. Fran estaba muy pendiente de mi todo el rato, me encanta. De vez en cuando, un roce de su mano por mi espalda, un beso en la mejilla, un “¿que tal, mi amor?” …me hacen sentir muy bien.

En el restaurante, como en casa. Comimos, tomamos copas, cenamos, tomamos más copas y… ya era de noche cuando Fran me cogío tímidamente de la mano por debajo de la mesa. Mis uñas acariciaban sus pelos de las piernas y me paraba cogiéndome con una de sus manos entrelazando los dedos. Me encontraba feliz de estar allí con ese sentimiento, estaba deseando tocarme y yo a él, pero yo debía controlarme y lo hice muy pero que muy bien.

Cuando nos despedimos de todos, uno de sus amigos le había dado indicaciones para ir a un sitio bajo las estrellas. Fuimos a por uno de nuestros coches y en cuanto nos sentamos nos dimos un super beso apasionado. Lo llevabamos necesitando desde que nos habíamos hacía muchas horas. Esa acumulación de querer y no poder salía ya por los poros de nuestra piel.

De camino, por caminos que no conocemos, nos dimos un par de besos. Deseosos de llegar a ningún sitio. Cuando llevábamos un rato conduciendo decidimos pararnos en una parte del camino que se ensanchaba, ya no podíamos más.

Bajé del coche y él hizo lo propio. Se fué a hacer pis y cuando volvío directo hacia mi nuestros labios se sellaron con ansia. Subía mientras tanto mi vestido. Palpó mi sexo inmediatamente. Estaba húmedo. Sus dedos me volvieron loca todavía con el tanga puesto. Me gusta como me toca.

Susurró que se la comiera, así que me agaché para descubrir su polla. Bajé el pantalón y dirigí mi boca a su entrepierna para devorar esa verga que me estaba esperando. ¡¡Qué buena!! la tragué, la chupé la lamí, seguí con sus “albaricoques” Mmmmmm no me dejó seguir degustándola, me quería follar, yo también necesitaba sentir esa polla en mi ardiente coño. Necesitaba saber qué sentíría cuando me penetrara. Había retirado mi tanga y lo tiré en el asiento de atrás. Cuando hice eso, esos dedos volvieron a tejer en mi coño un gran placer. Tanto es así que comencé a chorrear. El líquido cálido de mis squirt brotaba y resbalaba por mis muslos, llegando al tobillo. Me volví loca. Mis gritos hicieron que todos los perros de los pueblos colindantes despertaran poniéndose a ladrar. Un escándalo. Hasta ese momento solamente se oía el crujir del bosque nocturno y nuestros jadeos y susurros.

Ya no pudo más, me dijo que me diera la vuelta y contra el coche, introdujo su polla en mi mientras me cacheteaba el culo. “Folla, folla, folla, ay que rico!! joder! que bueno!! sigue, sigue!! “ Ufff… le digo que me corro, me corro, no quiero retenerlo, quiero dárselo. Mmmm, que buen orgasmo!

La saca y me doy la vuelta, me dice que soy muy grandona jajajaja, le cuesta llegar, voy a tener que flexionar mis rodillas. Me inclina hacia el asiento. Así me apoyo, creo que mi culo bajará un poco más en esa posición y lo intenta de nuevo. Está tan jugoso mi coño, que, claro, hay veces que es difícil mantener la polla dentro pero me está encantando como me folla. Despues de unas cuantas embestidas me incorporo.

  • – ¿Sabes que te lo vas a comer todo, verdad mi amor? me dice con cara lasciva
  • – Claro que si

Nuestros rostros quedan iluminados por los restos de iluminación de las estrellas que tenemos sobre nosotros. Estamos completamente a oscuras pero se ve perfectamente. Me pongo de frente a él. Nos besamos, abrimos las bocas, juguetean nuestras lenguas, nuestras manos recorren nuestros cuerpos. El aprovecha para subir mi vestido del todo y quitármelo. Estoy completamente desnuda en medio del campo, abrazada a él. Quiero tocar su pecho, así que yo también levanto su camiseta y se la quito. Me encantan los pelos de su pecho, abundantes, blancos, suaves, deseosos de que enrede mis dedos en ellos.

Mientras acaricio su cuerpo vuelvo a agacharme, agarro su culo mientras meto su polla hasta mi garganta. Un par de arcadas hacen que deje de comérsela por un momento. Me encanta esa sensación de no poder respirar. Supongo que otro día será él el que sujete mi cabeza para forzar que no saque mi boca de su polla. Hoy es el primer día y nos estamos “probando”.

Me pide que le coma el culo. Se da la vuelta y se apoya contra el coche. Su retaguardia queda expuesta para mi. Mi lengua recorre ese agujero con placer. Mis manos cogen su polla por detrás, la masajeo mientras la lengua sigue buscando el placer de Fran por detrás. Pienso en cuando le tenga a cuatro patas en algún sitio abriéndole ese culito para comérselo mucho mejor. Ufff, que placer!!

Se da la vuelta, nos besamos. Sus dedos inspeccionan de nuevo mi sexo haciendo que me vuelva a correr intentasamente y que el líquido vuelva a recorrer mis muslos. Me pide que me apoye en el asiento de nuevo con el culo en pompa y por ahí es donde va a entrar ahora su polla. ¡¡Madre mia!! que bien entra! Tenía el culo deseoso de polla. ¡Cómo me gusta! Él aprieta, aprieta, aprieta, folla hasta el fondo, mi éxtasis es bárbaro. No hago más que sentir placer y más placer, es una locura. Mis caderas se mueven para provocar más gusto, si cabe. Mi cuerpo se estremece, tiembla, está en tensión y de repente se relaja… es una montaña rusa de sensaciones.

Me incorporo, le beso y todavía tiemblo. Cuando le estoy besando me dice: “Demasiado vino, no voy a poder correrme”. No pasa nada, yo he gozado. La verdad es que para los hombres es una putada cuando quieres y no puedes y me habría gustado que se corriera donde él hubiera querido, dentro, fuera, sobre… pero lo dejaremos para la próxima. Mientras se pone los pantalones algo desairado me mira y exclama: “Mira que he tenido relaciones pero como tú, ninguna, no he conocido a nadie como a ti, eres una puta locura”

Nos abrazamos, nos besamos, miramos al cielo. Se puede ver la via láctea donde estamos hoy. Han aparecido millones de estrellas desde que hemos llegado. Los ojos se han hecho a la oscuridad y el techo que tenemos es espectacular. Todas las estrellas del firmamento han sido testigos de nuestra primera fusión sexual.

Volvimos cada uno a nuestra casa flotando en nuestra nube. Esta mañana cuando hemos hablado me ha confesado que cuando llegó se corrió tres veces. Espero que la próxima vez sean todas para mi, en mi y conmigo. Pero, sin prisa….

Me gusta este estado de conocimiento, de descubrirnos, de echarnos de menos o de no, o de acordarnos el uno del otro o no y de que, de repente, invada un sentimiento en mi que me hace feliz y que no sucede todos los días. Pienso disfrutarlo cada momento y espero que dure mucho, mucho, mucho…

 

Por Estefanía Mor de 40 historias de sexo

 

 

 

 

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