¡ Qué cosas me pasan !

Todavía estoy flipando un poco, pero bueno, lo dejaremos correr. Lo dejaré correr una vez que os lo cuente, porque todavía no encuentro explicación.

Os voy a relatar cómo fue mi día de ayer, que fue muy bueno. Aunque, pinché una rueda del coche y me comí un par de atascos interesantes pero, eso, lo borro, no merece la pena recordarlo. Siempre me quedo con lo bueno.

En lo sexual repasaba todo lo acontecido mientras mi satisfyer reposaba en mi clítoris cuando me he despertado hoy, para alcanzar un orgasmo justo cuando Rodrigo me mandaba un audio con su sugerente voz. ¡ Que casualidad !

Es sorprendente cómo no somos conscientes de la magnitud de nuestros actos. No sabemos hasta qué punto pueden ser trascendentes para la vida de otra persona y cómo pueden afectar a los sentimientos de los demás, sin, además querer interferir en nada ni nadie que no seamos nosotros mismos y, pensando un poco más allá, a nuestro entorno más cercano.

A ciertas edades las parejas ya nos vienen con “cadáveres” anteriores y, casi lo digo literal por que en mi caso todos los que han estado y estarán tendrán que “convivir” con que el padre de mi hijo falleció. Pero, en lo no tan literal, todos y todas tenemos pasado y , mejores o peores, los recuerdos de las personas que han formado parte de nuestras vidas, están ahí.

Por supuesto, cuando follas una, dos o tres veces con alguien, no le cuentas toda tu vida, pero, cuando ya te das cuenta de que ese alguien está empezando a formar parte de tí, de tu mundo, se le deben explicaciones porque hay cosas que se hacen que tienen un por qué y un por quién se hacen o se han hecho. Forma parte de nuestra historia y de nuestra forma de enfrentarnos a la vida, además de aprendizajes para saber cómo se vive en este mundo.

Ángel y yo hemos compartido toda esa información. Sabemos quién ha sido quién y quién aparece, además de vez en cuando o puede aparecer. No nos ocultamos nada. Sabéis lo que opino sobre la sinceridad y la verdad. Ahí no hay opción para mi.

Y estaréis pensando: “Estefanía está muy pesada hoy… vaya chapa que nos está soltando!!… empieza ya a follar!!!” jajajajaj… voy, voy … no os impacienteis que todo tiene su porqué.

Estaba a una media hora de la casa de Ángel, le avisé por whatsapp de que ya salía para que fuera preparando la comida, era tarde y mi apetito se había despertado y, no sólo en el estómago. Taconeando por las calles de Madrid, paseando mis piernas bajo la minifalda me siento deseada y hace que me excite apeteciéndome sexo. Aunque nunca sé si tendré antes puesto el plato en la mesa o la polla en el coño… hoy no sé qué tocará.

De camino fue cuando en el coche se encendió la luz del aviso de falta de presión en las ruedas, pensé que debía de revisarlas y por un momento se me pasó que, quizás habría pinchado pero, eliminé el pensamiento de mi mente y seguí mi marcha.

Llegué a casa, él estaba mirando por la ventana y me vió llegar, no me hizo falta llamar pero estaba hablando por teléfono y no le pude achuchar como me hubiera gustado, tendré que dejarlo para cuando termine. Tenía pinta de hablar para un ratito, así que abrí la nevera y cogí una cocacola, me senté en la mesa de la cocina tras acercarme a besarlo y a abrazarlo para ponerle un poco nervioso. Noto que no le salen las palabras cuando lo hago y me gusta, pero, estaba con algo serio, así que, me porté bien.

Por fin colgó, se acercó hacia mí, me levanté y nos fundimos en un beso profundo con abrazo incluido.

  • Hola
  • Hola

No pudimos decir nada más, seguíamos besándonos mientras sus manos se convirtieron en pulpos y empezaban a toquetearme por todos lados

  • ¿Qué buscas?, le dije riéndome
  • Calla, calla, que me tienes como un perro en celo – acertó a decir entre dientes con voz de cachondo
  • ¿Yo?, pero si no he hecho nada
  • Si que haces, si, y lo sabes bien…. ¡madre mía como estoy! – me lo dijo mientras llevaba mi mano a su bragueta y hacía que notara su gran polla dura, dura, dura
  • Mmmmm, ¡¡qué buena!!
  • ¿Qué hay de comer? – pregunté entre beso y beso
  • No he hecho la comida todavía pero es que primero quiero comerte a tí.
  • ¡Uy que salvaje estás hoy, cariño!

Durante la conversación no parábamos de besarnos, tocarnos. Él ya había logrado introducir su mano bajo mi falda, subirla y bajarme las medias para chequear el coño.

  • ¡ Madre mía cómo está esto !
  • Si, chorreando está por tu culpa
  • Uffffffff – exclamó mientras introducía un par de dedos en el coño empapado.
  • Otra vez que voy a subir a la habitación con el culo al aire.
  • No, no, no voy a dejar que te desnudes, no te va a dar tiempo. Quiero follarte en la mesa de la cocina otra vez, el otro día me encantó y es la medida perfecta, así que, date la vuelta.

Me giró para bajarme las medias hasta mitad del muslo, siguió con las bragas que las dejó a la misma altura y me pidió mi cuello. Sujetó mi cabeza hacia él, yo estaba de espaldas y besaba tras mi oreja con avidez, diciendo lo bien que olía y lo que le gustaba besarme ahí.

Me estaba poniendo a mil. Quería sentir ya esa polla dentro de mi. Necesitaba que me penetrara, que se volviera loco dentro de mí pero también me encantaba que me estuviera besando de esa manera. Sus manos recorrían mi cuerpo y logró levantar mi jersey para acariciar mis pechos. Estaban erectos, sensibles y agradecidos de ser tocados bajo el sujetador de motivos de safari que me había puesto hoy y que ahora estaba subido hasta mi cuello. Inclinó mi cuerpo hacia adelante mientras oía cómo bajaba la cremallera de su pantalón.

  • Mira lo que tengo para ti, mira que te voy a meter. Te voy a reventar el coño – decía sin saber muy bien que decía.

Mi culo en pompa le apeteció para azotarme con su mano derecha en el cachete. Mmmmmm, ¡cómo me gusta!. Se lo digo, exclamo mi placer. Entre el sentir de su mano en mi culo y la punta de su polla en el coño dejé salir de mi garganta un gemido brutal, creo que me voy a correr en cuanto entre. Su mano azota cada vez más fuerte y lo hace mientras entra hasta el fondo con su capullo. Estoy super lubricada y la postura es ideal para que entre hasta el final. Mi trasero está en la posición perfecta, elevado sobre mis tacones de aguja de unos cuantos centímetros y recostada sobre la mesa de la cocina que habíamos despejado de mi vaso y alguna cosa más que había encima. Ahora, estaba yo, servida para su deleite, para el mío, para nuestro placer.

Los pechos se quedaban pegados en el hule y mis manos asían los bordes del tablero mientras los embites eran cada vez más fuertes, así como sus azotes. Me estaba volviendo loca. Mi coño ya comenzaba a palpitar, cuanto más azotaba, el sonido, la polla dentro, mi posición en la que me visualizaba como si estuviera viendo una peli porno hicieron que mi climax fuera brutal

  • Me voy a correr, cariño, sigue, sigue, no pares!!!!! no pares de follarme así!! Hasta el fondo, reviéntame el coño!! así, así, más, más, no pares!!!! Me encanta!!! – en un determinado momento se me caía hasta la baba, mis ojos no veían y todo mi cuerpo estaba concentrado en el éxtasis de mi coño que se trasladó a cada poro de mi piel cuando, además, Ángel me dijo que me lo daba todo
  • Te lo voy a dar todo, cariño. Te lo has ganado, te voy a llenar de mi lechecita. Tómala, toma… Que rico!!! Me corro, me corro!!!! Aggghhhhhhh

¡¡¡Joder!!! ¡¡¡que polvazo!!!

La mesa fue arrastrada un tanto. La polla se salió y toda su leche cayó en mis bragas, medias y algo en el suelo. Limpié un poco con un papel y volví a colocarlo todo en su sitio. Cuando estuvimos recompuestos nos dimos un gran abrazo y un gran beso. Ángel apartó su cara de la mía para mirarme y me dijo que tenía una luz especial en mi cara. Que reflejaba mucha luminosidad y que estaba super guapa.

  • Me alegro que lo veas, no todo el mundo es capaz de visualizar ese tipo de cosas y me gusta que tu te des cuenta pero, el mérito no es solo mío. Después de este polvazo no me extraña que rezume esa luz y alegría, no crees?

Me preparó la comida, con calma, sin parar de hablar, ninguno de los dos. Se nos acumulan los temas de conversación. Somos dos personas muy activas con mucho que contar todos los días y hay cosas que se nos pasan por decirnos y nos pisamos el uno al otro con todo lo que queremos compartir el uno con el otro. Una vez terminada la comida, sobremesa tranquila. Aunque los dos pensábamos en la siesta, se nos estaba yendo el día sin querer pero muy a gusto. Estamos muy felices cuando estamos juntos y no nos preocupa como podamos pasar el tiempo si estamos los dos, el caso es estarlo.

  • Ahh, no te he contado, cariño!! – Me dijo con tranquilidad
  • ¿El qué?
  • Pues que recibí un mensaje de mi ex ayer y, fue un mensaje muy raro en principio y te digo porque. Lo que me mandó fue esto: Y, me enseñó el texto integro copiado y pegado en su chat del whatsapp del último relato que he escrito sobre la conversación con Rodrigo
  • ¿Cómo?, le dije abriendo los ojos como platos
  • Si, si, como lo estas viendo. Yo no entendía nada de lo que era, creía que era algo que me contaba ella, hasta que me puse a leer con atención y ya me di cuenta que era un relato tuyo. Y, que sepas que, a ella no le he dicho nada nunca del blog ni nada de nada.

Se me quedó una cara de poker que no os podéis imaginar. Además, recordad como terminaba ese relato “Por lo pronto, hasta que no sepa cómo hacerlo, no compartiré con él este relato jejeje” (refiriéndome a Ángel) en el que cuento como me he pajeado con mi amigo Rodrigo por teléfono.

Estaba esperando a verle ese día para contarle la conversación con Rodrigo y enviarle el relato para que lo leyera pero, mira por donde, ¡¡alguien se me adelantó!!. Pero…. no logro comprender … ¿¿cómo?? ¿Soy tan famosa que mi blog se lee tan ampliamente que puedo llegar a cualquier rincón? ¿casualidad? ¿cómo hila esta persona que ese “Ángel”, era “su” Ángel? uff… se me escapa. Se escapa a mi entendimiento aunque tengo mis propias teorías de cómo ha podido encajar las piezas, saber quien soy y, alguna de ellas no es legal, pero bueno. Lo dejamos como anécdota, curiosa, muy curiosa.

(Continuará…)

Por Estefanía Mor de 40 Historias de Sexo

 

 

 

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