Mi cita con Javier. I –

– ¡Hola Estefania!

– ¿Qué tal? Oye, ¿te acuerdas del hombre que te comenté que quería hacer un trio con nosotras? Bien, pues está en Madrid pasado mañana y quiere quedar con las dos, pero yo no puedo… ¿te apetece conocerle? Él me ha dicho que tiene muchas ganas de conocerte y que si puedes, estará encantado de quedar contigo.

– Ya, pero como voy a quedar sin ti… tenemos que quedar los tres.

– Pero es que se está poniendo muy pesado con lo de conocerte… y me insiste en que te lo pregunte.

– Bueno, yo podría quedar, sí, claro… me apetece, pero ¿seguro que a ti no te importa?

– No, no … yo solo tengo sexo con él, no te preocupes…

– Ahora te digo….

Como me dijo mi amiga Rebeca más tarde… “Tia, te pasan unas cosas más raras. Eso me suena rarísimo jajajajaja”.

Bueno, la que me preguntaba era mi amiga Bea. Nos habíamos conocido a través de Juan, mi empotrador favorito, porque nos presentó para hacer un trío… y nos hicimos muy amigas… pero esa es otra historia que todavía tengo que escribir….

Bea conoce a Javier desde hace tres años por lo menos, han practicado buen sexo siempre que se han visto y han mantenido el contacto en la distancia por que él vive en Barcelona y ella en Madrid. En la búsqueda de su placer, también quieren hacer un trío y Bea le habló a Javier de mi cuando lo hicimos con Juan; y, desde entonces, tiene muchas ganas de conocerme… ya me lo había dicho Bea en una de nuestras sesiones de cañas de este verano.

Bueno, el caso es que yo no quería saltarme a Bea bajo ningún concepto porque es una tía genial, así que no quería hacer nada que pusiera en peligro nuestra amistad y le pregunté y me aseguré de que no le importaba que quedara con Javier… ¿seguro? ¡seguro! … dijo, dándome como la bendición jajajaja.

¡Pues, vale!… Bea me facilitó su email y nos buscamos en una aplicación de chateo para poder hablar y quedar…

– Hola soy Javier, ¿me añades?

Antes de que me diera tiempo a añadirlo, ya lo había hecho él.

– ¡Hola, claro, que sí!

– Encantado, tenía muchas ganas de conocerte.

– ¡Fenomenal, yo tambien! Bea me ha hablado mucho de ti.

– Bueno, ahora estoy en una terraza en Madrid, ¿vienes a tomar algo conmigo?

– No, a estas horas no puedo.

– ¿Y mañana?… te invito a comer…

– Mañana podría acercarme a Madrid, sí ¿sobre qué hora?

– Pues a la una y media, más o menos.

– Vale, tengo que hacer cosas en Madrid, te digo mañana a qué hora puedo estar y me dices dónde quedamos.

– Bien…

Su primera cuestión directa tras esa toma de contacto fue…

– ¿Qué límites tienes en el sexo?

Mmmmmm, ¡buena pregunta!

– Pues si te digo la verdad, no he encontrado a nadie todavía que se los tenga que imponer…. me gusta mucho el sexo, mucho, mucho.

– A mi también me gusta mucho el sexo.

– ¿Has jugado alguna vez a la dominación?

– No.

– ¿Te gustaría? y si jugases ¿qué te gustaría ser ama o sumisa?

– Sí, me gustaría mucho jugar y me gustarían las dos cosas.

– Podemos probar.

– A ti, ¿qué te gusta, ser amo?

– Sí.

– ¿Nunca has sido sumiso?

– No, pero podemos probar si te apetece que sea tu sumiso.

– Hmmmmm

– Me apetece probar, además eres una mujer alta y fuerte y eso da mucho morbo.

– ¿Me enseñarás?

– Aprenderemos juntos y podemos juntos dominar a Bea, a mi me encanta dominarla es muy buena sumisa, ¡me encanta ella!

– Sí, me gusta mucho a mi también…. ¿que te gusta hacer?

– Me encanta ponerte contra la pared, subir tus faldas, bajar tus bragas por los muslos y darte unos buenos azotes hasta dejarte el culo rojo.

Guauuuuuu… pero este hombre, ¿de dónde ha salido? Tres líneas de conversación y ya me dice que me quiere poner el culo colorado… con lo que me había gustado con Juan eso… todavía no había encontrado a ningún hombre que le molara hacerlo… ¡¡esto promete!!

Llegó la hora de acostarse y me despedí muy educadamente de él con un calentón considerable y deseando que al día siguiente nuestra cita siguiera para adelante y no hubiera ningún contratiempo… ¿qué bragas me pongo mañana? Está claro que tengo que ir con falda …. igual me mete mano directamente en el bar donde quedamos, mmmm… No se arrepentirá, ¿no?… bueno, si no, hago el par de cosas que tengo que hacer por Madrid y me vuelvo, aprovecharé el viaje igual. Por la mañana tenía claro que mis bragas y sujetador negro eran la mejor opción bajo un vestido minifaldero con un buen escote que deja entrever mi canalillo …

Mientras iba en el tren le escribí y le dije que llegaría sobre la una y media y que dónde quedamos… tardó un rato en contestar y me generó un poco de ansiedad… y… no se acuerda de mi… poco impacto le he causado, bueno, ¡que le vamos a hacer!

¡¡Tilín!!! sonó la campana del móvil… ¡es él!

– Bien, pues quedamos a esa hora en la puerta del hotel…. (uno muy famoso de Madrid)

– ¡Vale, allí estaré!

– Una cosa… ¿llevas falda? ¿cuánto tiempo puedes estar?

– Sí, llevo falda… puedo estar un par de horas, como mucho.

– Mmmmm …. ¿Reservamos habitación?

Halaaa… ¡pero si no me conoce! ¿cómo quiere reservar una habitación?

– Pues espera a que nos veamos, ¿no?

– Ok.

– Por cierto, ¿te gustan los clubes liberales?

– ¡Sí, mucho!

– Bien… ¡avisa cuando llegues!

Allá que iba… no sabía a qué, muy bien… pero estaba nerviosa y cachonda. Bea me había contado que era un gran follador y que me iba a encantar pero se me hacía raro ir a conocer a su “gran follador” aunque fuera con intención para hacer un trío con ella… no sé, era todo muy raro pero muy morboso y me pone a mil por hora.

– Ya estoy aquí!!!

– Dónde?

– En la puerta.

– No te veo.

Levanté la vista del móvil y se acercaba hacia mi un hombretón, moreno, alto, vestido con camisa azul clara por fuera del pantalón y arrastrando una maleta. He de decir, que la noche anterior yo le había mandado fotos mías pero el a mi no,¡ así que no sabía cómo era! Me fiaba totalmente del gusto de Bea.

– Hola, ¿qué tal?

– Muy bien ¿y tú?

Nos dimos dos besos y decidimos ir a tomar algo al primer bar que viéramos… ahí mismo ¿no? terracita tranquila, poca gente y mesa de cristal, para vernos enteros aunque estuviéramos en una mesa sentados los dos Me trajo a la mesa mi cerveza sin alcohol y empezamos a hablar… muy fluido, como si nos conociéramos de más veces, yo le conté, él me contó y llegó un momento que me miró a los ojos y me dijo… “ya estamos hablando demasiado, he reservado la habitación ¿vamos?” pues… ¡¡vamos!! Nos apetecíamos, mucho… se notaba en el ambiente.

– ¿Conoces este sitio? alquilan habitaciones por horas…

Estábamos en un barrio muy pijo de Madrid y nos acercamos a una puerta a la que hay que llamar al timbre, te abren la puerta, accedes a una recepción y hay una vitrina con juguetes sexuales.

– ¿A qué hora teniamos la reserva? bien, aquí la tengo…

Nada de apellidos… nada de DNI… pagas y adelante.. cada habitación con un nombre, unas son más grandes, otras más pequeñas… la nuestra.. cama redonda, jacuzzi, televisión para poner porno, toallas, preservativos, la carta de bebidas y espejos por todos los lados (con lo que a mi me ponen).

Momento tenso porque no sabes muy bien si dejarte hacer o hacer… así que, ¡voy al baño!

En cuanto salgo se abalanza sobre mí y me empuja contra la pared besándome y metiendo su mano bajo mi vestido Mmm… mano grande, sabiendo lo que hace, baja  mis bragas hasta la mitad de mis muslos y mete sus dedos en mi húmedo coño.. ¡¡ya estaba a tope!! estaba cachonda desde que me había levantado por la mañana…

(Continuará…)

Por Estefanía Mor40 Historias de Sexo

 

 

También te gustará: Mi encuentro con Luís