
Aunque el imaginario colectivo ha perdonado durante mucho tiempo implícitamente la infidelidad masculina, tener una aventura es cosa de dos…
Don’t: Si no eres de Madrid, Barcelona ni de una gran ciudad, puede ser arriesgado desvelar tu auténtica población de residencia así como tu edad real… Una buena oportunidad para poner la edad que quieras, ya que «una mujer tiene la edad que aparenta», como dijo el novelista francés Honoré de Balzac.
Acerca de la obsesión sobre la confidencialidad tecnológica
Do: En un mundo estructurado alrededor de Internet y de la tecnología, la facultad de minimizar el riesgo en temas extramatrimoniales es clave. Seductora experimentada, la mujer Gleeden es ante todo una mujer elegante. Como amante ágil que eres, no te tomas a ligera la seguridad de tus dispositivos electrónicos: contraseña para el ordenador, bloqueo para tu smartphone, desconectar Facebook sistemáticamente al salir del sitio, etc.
Don’t : Autorizar tu navegador a guardar las contraseñas o dejar intacto el historial de navegación de Google. Una buena costumbre; borrar tu historial sistemáticamente y poner en marcha tu imaginación para crear un laberinto virtual donde se perdería cualquiera que intente seguir tus seductores pasos.
Acerca de la discreción
Do: Aunque sabemos que tiene alma aventurera, cualquier escarceo amoroso en lugares públicos que te son familiares o cerca de tu domicilio sería apoco delicado o incluso peligroso. Más bien deja volar tu imaginación y evádete con tu seductor en un lugar no habitual, virgen de recuerdos. Si vuestras agendas os lo permiten, ¿por qué no saltar en el primer vuelo para una escapada embriagadora lejos de vuestras casas?
Don’t: Las bellas historias que vives serían la envidia de más de una mujer fiel, y aunque tu entusiasmo esté en ebullición, compartir el secreto de tu nueva plenitud sería un error potencialmente perjudicial. Es altamente recomendable dejar la alegría provocada por tus encuentros bien guardada en tu jardín secreto. Para no sufrir las consecuencias de la indiscreción de una amiga demasiado cotilla, la clave del éxito y de la longevidad de tus peregrinaciones sensuales reside en tu capacidad de controlar tus palabras y tus gestos – una confidencialidad susurrada en la oreja demasiado a la ligera puede tener el mismo efecto que una entrada de cine olvidada en un bolsillo.
¡Ahora ya estás preparada! Porque mujer precavida vale por dos.