Cita en Kahala –

Llego pronto a la cita, una cita excitante y totalmente diferente a todas las citas anteriores. El Kahala es un pub hawaino de toques decadentes situado en la plaza Universidad de Bacelona. De fondo suena, “Dindi” de Jobim, un bossa nova de lo más sensual.

Me encanta quedar con los clientes más novatos en sitios como este y Borja es uno de ellos. El Kahala es uno de los reductos más auténticos de Barcelona. Los camareros con sus camisas hawaianas, taburetes a juego y reservados morbosos conforman todo el ambiente.

Borja espera paciente en una cafetería al lado. Está muy excitado. ¡Es su primera experiencia con un travesti! Y ha apostado por mí, por mi sensibilidad, mi frescura, algo totalmente novedoso para él.

Repasa mentalmente el anuncio. “Travesti espectacular se ofrece para sexo oral en lugares públicos. Una experiencia única. Francés natural completo y con garganta profunda”.

Tomo asiento, miro alrededor e imagino sexo por todos los lados. Sexo de todo tipo, pero sobre todo mi debilidad; Sexo oral. Mamadas, mamadas y más mamadas.

En ese mismo instante se abre la puerta y entra Borja. Se sorprende al ver un pedazo de mujer de casi 2 metros con una minifalda ajustada. Aparenta unos treinta años. Guapo. Llevo una blusa con escote pronunciado, botas hasta la rodilla, labios rojos… ¡sin duda alguna estoy de muerte! Me acerco a él con paso firme, sonrisa pícara y ojos seductores.

Sin mediar palabra, le beso en los labios, Borja no consigue reaccionar, dejo de lado convencionalismos y buenos modales, y le digo:

Que tal Borja, ¿te gusta este sitio para una primera cita?”.

“Mucho ¿Qué quieres tomar?” me pregunta,

“Un cocktail de la pasión” contesto rápida.

Me abalanzo encima de él, marcándome un beso apasionado, ¡que le deja estupefacto!

“Sígueme”, me dirijo hacia el lavabo, con mi caminar felino, moviendo mi trasero embutido en la falda, provocando a Borja, que embrujado por mis encantos me sigue sin darse cuenta de que muchos de los ahí presentes nos están mirando. Desaparezco por la puerta de los servicios y él detrás de mí.

Al entrar Borja en el baño, me abalanzo sobre él excitadísima, empotrándolo contra la puerta, besándolo, jugando con su lengua con una lujuria descomunal.

“Chupa mi polla, está dura gracias a ti.”

Nos tocamos mutuamente las pollas sin dejar de jadear, retorciéndonos de placer.

“¡Me voy a correr!

Eso aún provoca más a Borja deseando que me corra así. Nos agitamos hasta temblar de placer, y sin pensar en donde estamos, nuestros cuerpos reciben los espasmos previos al orgasmo.

Le beso la polla, la lamo, la devoro, dentro y fuera de su boca, sacándosela del todo para volvérmela a meter hasta el fondo de mi garganta bajando hasta sus huevos para succionarlos. Juego con ella y Borja nota como se convulsionan sus piernas y su cadera.

Y de pronto, golpes en la puerta, uno detrás de otro, fuertes e impacientes que ayudan a que Borja se corra en mi boca. Decido no tragarme el semen para fundirnos los dos en un beso largo y muy húmedo…

Fuera nos espera “Aquarela” de Toquinho y un cocktail de la pasión.

Por Marcel Marata