Me pone muy cachonda… “me pones muy cachonda”…. se lo he hecho saber a Rodrigo, nos decimos lo que nos deseamos en cuanto las circunstancias nos lo permiten. Ha sido un tanto sorprendente creo que para ambos. Nuestro deseo y erotismo  ha ido aumentando día a día, conversación tras conversación, orgasmo tras orgasmo… Creo que a los cinco días de chatear ya nos habíamos oído las voces, deseándonos aún más de lo que nuestras palabras nos atraían. A la semana, nuestra conversación se alargó cuatro horas en la noche, lo que hizo que al día siguiente nos acordáramos irremediablemente el uno del otro. Durante esa conversación nos corrimos tres veces cada uno, nuestras voces susurrantes en la noche, las palabras que queríamos oír cada uno del otro y la necesidad de placer lo hicieron todo… avivando las ganas de conocernos y de disfrutarnos.

Me excita mucho la idea de que tiene que buscar momentos especiales para mi, está casado, y los busca…. llevamos hechas dos compras en el supermercado, una salida a la farmacia, un repostaje en la gasolinera, un viaje en AVE… Me llama mientras hace esas cosas en solitario y a mi se me pone una cara de tonta ¡que lo flipas! Sonrío de oreja a oreja… qué se le va hacer, ¡las cosas básicas también hacen feliz a una!

Esta mañana le he enviado una foto de mi mesa del despacho, delante de la ventana con el sol entrando por ella, ordenada, con el sillón delante. Y lo he hecho porque en nuestra conversación de ayer hablamos de dónde y cómo me gustaría que fuera nuestro primer encuentro. Si fuera en mi casa… buscamos sitios donde a él y a mi nos gustaría y mucho. Así que dejo volar mi imaginación …

Será esta semana… esta semana buscará un hueco y yo haré lo mismo para poder esperarle en casa…. estaré nerviosa, todo lo que pasa por mi mente podrá hacerse realidad. Buscaré unas bragas bonitas, que le gusten, sobre todo porque me ha dicho que me las va a romper. Mmmmmm, no me han roto nunca las bragas de deseo y me va a encantar.

Nuestro olfato sabrá que estamos cerca el uno del otro, cuando abra la puerta y le vea ahí me echaré a sus labios, los entreabro y enlazo mis brazos tras su cabeza para acercarla hacia mí y que no se escape. Sus manos aprietan mi cintura, el beso se alarga, giramos nuestras rostros y abrimos nuestras bocas para rozar nuestras lenguas. Yo gimo de placer, deseo, ya tengo encharcadas esas braguitas. Mi olor animal le llega a su nariz y baja una de sus manos a mi nalga y todavía no hemos entrado en casa. Mmmmm… «ven», le cojo de la mano y le llevo hacia la entrada, atravesando el jardín. Cuando entramos y cerramos la puerta tras nosotros, desatamos en pasión incontrolada y comenzamos a desnudarnos. Nos deseamos, nos necesitamos, nuestros cuerpos en contacto van a echar chispas. Me desabrocha la camisa que llevo y deja mi pecho desnudo con mi sujetador admirando mis tetas, mete la mano en las cazuelas para sobármelas con calma, las quiere conocer. Baja su boca hacia ellas y las besa con cuidado, primero una y luego la otra.

Sigue desnudándome cuando yo le quito también su camisa. Desabrocha mi pantalón y lo baja hasta abajo para facilitar que mis piernas salgan de ellos, dejándome con las braguitas puestas. Estamos todavía frente a la puerta, no ha podido ver, ni sabe dónde está el despacho, la habitación o la cocina, sitios claves para llevar nuestros cuerpos al desenfreno. Volvemos a besarnos, tenemos ganas de saborearnos… nos deseamos tanto que todo nos viene bien.

Le cojo de la mano y le llevo hacia la mesa del despacho. Le siento en mi silla frente a mí, me siento en la mesa y abro mis piernas para él, abro mi sexo para él. Se muerde el labio, me muerdo el labio… llega el momento que tanto habíamos esperado… ese momento que comienza así….. Se levanta, coge mi cabeza entre sus manos, me besa y desliza su boca hacia mi cuello, probándome, oliéndome, mordiéndome…. Pasa al otro lado del cuello para hacer lo mismo, parece que no quiere dejarse ni un poro de mi piel sin catar. Baja hacia mis pechos, primero uno, luego otro, también los mordisquea, los huele, mientras su boca está en uno, su mano toca el otro poniendo mis pezones muy duros. Va a bajar más… mi vientre, mi ombligo, a un lado, al otro, los besa con mimo, besos humedos con lengua, humedece mi piel y mi sexo bombea flujo sin parar, mojando las bragas de una manera inusual. Cuando parece que se va a detener en mi sexo, sigue bajando… ¡¡bufff, me va a hacer sufrir!! Baja por una pierna y se detiene en la parte interior de una de mis rodillas, se entretiene, la besa… una de sus manos recorre mi vientre y baja por la cadera. Me gustan sus manos, cálidas, tocan con deseo, con seguridad y con cariño. La boca sigue haciendo su labor de recorrer todo mi ser, ahora le toca a mi tobillo, mi pie es venerado por su boca y pasa al otro pie también para volver a subir a la rodilla y no dejar de recorrer centímetro a centímetro este cuerpo deseoso de lujuria.

Ya no hay más recorrido que hacer… solo queda mi sexo, mi sexo que palpita y que necesita ese tacto de los labios que ya conocen todo mi cuerpo. Pero sigo con las bragas puestas, cuando se va acercando, no lo duda…. las coge con fuerza con sus dos manos y las rasga dejando mi coño al descubierto. Ahora es todo para él… acerca su boca, primero siento su aliento… se ha sentado en la silla. Va a ser un momento memorable, se va a tomar su tiempo. Sus manos abren mis piernas y cuando creía que iba a sentirle en mi clítoris gira su cabeza hacia una de mis ingles, me la muerde terminando chupándome con sus labios… luego hacia la otra y también me la muerde y siento sus labios al final. Sufro espasmos de placer, son incontrolables. En cuanto pone sus boca en mi clítoris no puedo más, necesito gritar… gimo, me revuelvo controlando no quitar sus labios de mi sexo y me corro desesperadamente, exploto… “Me corroooooo… Aghhhhhhh” …. muy largo, profundo, recorre todo mi ser y me deja extasiada.  Pero no hemos hecho más que empezar y cuando se da cuenta que ya he terminado de correrme siento su lengua dentro de mi. Lamiendo todos mis jugos, todo mi placer, todo mi orgasmo se lo está llevando en forma líquida para él. Lo disfruta, lo quiere, le gusta, me dice que le encanta el sabor de mi coño, que quiere más y lo chupa con muchas ganas.

Se pone de pie, veo su polla erecta, preciosa… se ha puesto así por mí y para mí y la acerca a mi coño chorreante… lo va a hacer, me va a penetrar. Le miro a los ojos para decirle que lo haga, que lo deseo, que quiero sentir su verga dentro de mí, en lo más profundo de mi ser y en cuanto tiene mi beneplácito la introduce de un golpe de cadera haciendo que suspire muy fuerte. Le siento, lo quiero ahí dentro, qué buena polla… Empieza a meter y sacar con ritmo, mirándome, sujetándome las piernas abiertas mientras entra y sale, entra y sale… cada vez más deprisa. ¡¡Qué bien folla!! Me voy a tocar, quiero que me vea como lo hago para correrme con él, quiero darme prisa… estoy a punto de nuevo y quiero hacerlo con él dentro, quiero que sienta como mi vagina se contrae para él, para darle el máximo placer. Y lo conseguimos, cuando le digo que voy a llegar ,él me dice que también y se corre echando su cabeza para atrás, gimiendo y exclamando de placer. Aprieta su polla bien adentro, se echa hacia adelante y me besa en la boca muy largo diciendo que ha sido fantástico ese recibimiento en mi casa.

Tengo la chimenea encendida y he puesto una alfombra delante con una manta muy calentita para podernos tumbar. Me abraza y me acaricia la cara, toca todo de ella como si de un ciego se tratara intentando conseguir información para conocer a una persona. Los dos tenemos una sonrisa muy amplia, lo hemos conseguido… nos hemos conocido y hemos follado. Además, aquí no se acaba la cosa. Tenemos un hueco amplio en nuestras agendas y vamos a poder estar un buen rato más sintiendo nuestro calor corporal. Recupera rápido, además, así que puede ser un día muy divertido….

“Ven aquí”, me dice poniéndose de pie. ¿Dónde me llevará ahora? ¡¡Mmmmm esto promete!!…

 

Por Estefanía Mor, 40 Historias de sexo

 

 

 

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