Nuestra cita es en pleno Puerto de Valencia dónde se encuentra el bar de copas más ibicenco de la ciudad. En High Cube hay buen ambiente, diseño muy moderno, cócteles, y espacios discretos.

Desde que soy escort en Valencia, hace un par de años, y gracias a www.ritmodelanoche.com disfruto de relaciones lésbicas auténticas.

Siempre que tengo una cita con una mujer me encanta ir High Cube. Su atmósfera especial hace que la sensualidad fluya antes de una relación con otra mujer. Para mi es un placer poder disfrutar de un lésbico real y sin límites con una mujer entregada.

Nos saludamos efusivamente en la barra del High Cube, mientras suena de fondo Amy Whinehouse; Back to Black nos acompaña. Una preciosidad de mujer. Madura. Elegante. Vestida como la ocasión se merece.

Charlamos. Reímos. La química entre las dos es impresionante. Nos acariciamos y nos besamos apasionadamente.

Vamos a su casa, un loft impresionante en el centro de Valencia. Solo llegar, nos besamos en la boca como dos leonas. Lengua, saliva y dientes…todo se desborda.

Tomamos un respiro, para acomodarnos mejor, Nos desnudamos poco a poco y me pongo encima de ella con las piernas abiertas como gateando alrededor de su cuerpo.

Mis piernas se abren alrededor de su cabeza con mis nalgas hacia arriba, mis manos acarician su vagina enrojecida y se percibe este aroma a sexo que tanto me gusta.

Ella agarra mis caderas con sus manos acercándome a su boca. Toda mi vagina metida en su boca, me estremezco al notar como me la chupa. Mueve su boca hacia adelante y hacia atrás y la humedad de su lengua me provoca sacudidas.

Chupaba su clítoris y me detenía a lamerlo moviendo la lengua como un péndulo, abriéndole poco a poco su ano con mis dedos. Mientras ella, había tomado mis nalgas con una mano y alcanzaba a rozar mi culo con uno de sus dedos.

Las bocas clavadas en las respectivas vaginas dibujaban un espectacular 69.

La punta de mi lengua lamia todos los labios vaginales sintiendo la excitación de su duro clítoris.

Pronto llegamos al orgasmo sintiendo nuestras dos lenguas relajadas después de tanto lamer. Nos retorcíamos de placer mientras las bocas seguían chupando todos los jugos y nuestras manos masajeaban los pechos.

Todo un conjunto armónico. Una relación lésbica deliciosa y con inmenso placer.

Por Marcel Marata