Con el tiempo y la experiencia llega el día en que empezamos a soñar con una postura más honesta: ¿Y si quitásemos la mascara? ¿Y si acabáramos con la hipocresía? ¿Y si tuviéramos -por fin- una auténtica conversación entre adultos? Ya sea para responder a una duda legítima de la pareja, para aliviar la consciencia o para sanear una situación compleja y formar una alianza renovada, el hombre o la mujer infiel puede sentir la tentación de confesar. ¿Es algo razonable?

El cineasta sueco Ingmar Bergman tiene sus ideas acerca de este tema. En Encuentros privados,  secuela de Mejores intenciones, en que el matrimonio no es más que decepciones, frustración y compromiso, Anna engaña a Henrick. Pero los remordimientos la reconcomen. ¿Qué hacer? Otros tiempos, otras normas, decide hablar a su tío Jacob, pastor. Éste, convencido que la mentira es un terreno insano que obstaculiza el feliz crecimiento del matrimonio, alaba la confianza como base de la relación. Jacob le recomienda fuertemente que se confiese a su marido. Para este hombre de fe, la Verdad es el único salvavidas. Henrick sabrá comprenderlo. La pareja saldrá reforzada.

Fábrica de gas

Entonces, Anna confiesa. Y es un fiasco. No satisfecho por las revelaciones hechas por su esposa, Henrick reclama sin tregua nuevas informaciones. Quiere saberlo todo, particularmente los detalles acerca de la sexualidad de su mujer. La intimidad de Anna queda destrozada. La humillación crece. La vida diaria es invadida por insidiosas insinuaciones perstilentes que una imposible búsqueda de transparencia. Bergman sugiere de maravilla el ambiente insoportable que se produce «¿Cómo describir este círculo vicioso, estas pequeñas disputas, las preguntas repetidas, cada vez más humiliantes que, para acabar, impiden cualquier compasión? ¿Cómo voy a describir el envenenamiento que llena imperceptiblemente la casa, como un gas de combate que ataca los sentidos por mucho tiempo, incluso para toda la vida?» La vida de la pareja se vuelve una pesadilla. Henrick no consigue perdonar. Para Anna, las consecuencias de la confesión son dramáticas.

Dulce mentira

Muchos años más tarde, si haber recibido noticias del infierno vivido por la pareja, el tío Jacob, moribundo, pide información. A su lado, Anna le da las gracias por su preciado consejo, asegurándole que ha traído sus frutos, que su matrimonio es feliz. Anna recurre a la mentira piadosa que Jaboc había maleido antaño, cuando ella presentía que le sería preferible. El pastor muere en paz. Terrible ironía o burla a la moral. Para acordar la paz, ¿se tendría que considerar la mentira piadosa como un cuidado benévolo acordado al otro?

 

I. BERGMAN, Mejores intenciones, Gallimard, 1992

I. BERGMAN, Encuentros privados, Gallimard, 1993