Nuestros cuerpos

Nuestros cuerpos extasiados,

que sudaban de placer,

cuando dábamos el alma,

antes del amanecer.

Nuestros cuerpos enredados,

en la sala, en el sofá,

en la cocina, en el baño,

en el suelo y en el desván.

No se necesitaban las sábanas,

sin almohadas, daba igual,

al unirse nuestros cuerpos,

todo era celestial.

Una vela iluminaba,

una canción al compás,

se aceleraba el ritmo,

y aumentaba la húmedad.

Los gemidos delataban,

supremas sensaciones,

animales salvajes fuimos,

en ocasiones,

entregamos el alma.

La vida de nuestros cuerpos,

ternura en las miradas, amor en cada roce,

pasión en cada beso fundido,

tu y yo,

en un eclipse de deseos.

Iria Ferrari