¿Estás preparado/a para dar el paso?

Somos seres de curiosidad, de descubiertas, de emociones… y de razones.

Llega el día en que te enfrentamos a una paradoja, que a veces se convierte en un auténtico callejón sin salida. Un/a atractivo/a desconocido/a se cruza en tu camino y te despierta algo. Tu primer reflejo será de sonreírle, ir a conocerle. Tu pequeño radar se pone en acción, has detectado una buena presencia, reflejo de Tu deseo. Pero la información se transmite a tu cerebro, y llega la duda.

Has notado el deseo instalarse. La curiosidad te cosquillea. Tu pareja está ocupado/a en otro lugar, y recorres el sitio web buscando… ¿buscando el qué? Un flash de alguna emoción del pasado, los escalofríos de una pasión de antaño, la nostalgia del encuentro con alguien del sexo opuesto, sin la barrera del sexo. Tu vita es un poco rutinaria, las costumbres se han entrometido hasta en vuestra intimidad, pero el amor sigue ahí, se ha construido con el tiempo compartido, ha evolucionado, son los cimientos de tu vida. ¿O quizás no? En todo caso, dar el paso te aclarará sobre ti mismo/a, tu seducción tu vida, el camino recorrido… O simplemente te permitirá enriquecer tu día a día, añadir un toque picante, darle este aire de primavera. Entonces hop, haces clic, tecleas, rellenas tu perfil, ¿quizás un poco mecánicamente? Al fin y al cabo, esto no te compromete a nada.

Ya veremos.

Un útimo clic, y ya estás inscrito/a. ¿Pero que has revelado? ¿Te has expuesto? ¿O bien has rellenado solamente la información estrictamente necesaria? ¿Cómo te sientes ahora? ¿Tranquilo/a, feliz ante la idea de una posible aventura?¿Con el corazón palpitante? ¿O quizás la inquietud ya está presente? ¿Un pequeño malestar? ¿Culpabilidad? ¿Y si mi pareja se entera? ¿Y si me encuentro con gente que conozco?… ¿Tienes preguntas? ¿Una pequeña paranoia que se asoma? ¿Estás listo para dar este primer paso?

Un mensaje. A ver… Ah, una petición de chat. Rápidamente, hay que hacer una elección. La foto. ¿Te has presentado en imagen? Un primer paso que muestra tu compromiso hacia el encuentro, virtual o en 3D. El corazón se encoje un poco al abrir un álbum. Y un día, alguien te gusta, la excitación se instala.

Estás frente a este/a desconocido/a que has conocido por casualidades de la vida. ¿La vocecita está ahí, la que te dice de tener cuidado? ¿Cuidado con qué? ¿Con el/la desconocido/a, con ser descubierto/a? Miedo… ¿de no estar a la altura, de no gustar, de ser rechazado/a? ¿Pánico? ¿O no es para tanto? ¿Qué ocurre? ¿Tienes ganas pero tienes miedo?

¿Le sigo el juego, no le sigo el juego? Me propone una primera cita, ¿voy o no voy? No me propone nada, ¿se lo propongo yo?

¡Ah, ya está bien! ¡Te atrevo! ¡Tienes ganas! Estás listo/a para el encuentro. Aquí se abre una nueva etapa… La persona te gusta. Tu cuerpo dice sí, sientes que es recíproco. Y él/ella… sí, siente lo mismo. ¿Qué pensamientos vienen a la mente en este instante? ¿Una voz, un poco paternal, que dice que no está bien, que está prohibido…? ¿Una voz, un poco infantil, que dice que es peligroso, que te pueden pillar…? ¿Una voz de adulto, de libertad, que se alegra de encontrar alguien con quien sentirse bien, que te gusta…?

¿Qué harás ahora? ¿Darás el paso?

¿Dejarte llevar por la libertad, las nuevas sensaciones, para descubrir el/la otro/a, los escalofríos, las esperas de una palabra, de una caricia o de un beso? Venga… ¡déjate llevar!