Isabel, de Málaga, nos explica cómo llegó a inscribirse en Gleeden:

Hablando con una amiga soltera, me explicó que se había inscrito a una página web de encuentros muy popular y muy divertida. En esta página las mujeres eran las que mandaban, hacían «la compra» de los hombres que les gustaban y mi amiga me explicaba lo divertido que resultaba chatear con hombres por ahí. Con tanto jiji jaja, me entró curiosidad, así que me creé un perfil yo también para pasarlo bien un rato. Primer problema: fotos, datos personales, etc… ¿Y si me reconocen? Si alguien que conozco ve mi perfil, me moriría de vergüenza. Así que creé un perfil con datos falsos y me lancé a hablar con hombres que buscaban conocer mujeres interesantes. La verdad es que sí que era divertido, mi amiga tenía razón. Me pasaba mis ratos muertos chateando y pasándolo bien. Me aficioné mucho, me gustaba eso de hablar con hombres que sentían interés por mí, y a veces incluso era recíproco… Pero ni hablar de quedar, ya que les había mentido del todo sobre mi perfil. Además era complicado hacerlo discreto, siempre con miedo que mi marido se enterase de eso, o que algún conocido reconozca mi perfil…

Poco tiempo después, leí un artículo donde hablaban de Gleeden. ¡Madre mía, era justo lo que me hacía falta! También las mujeres son las que mandan, pero al menos hay herramientas y opciones para asegurar la privacidad. Y además, al ser para gente casada, ¡ya no tengo que mentir en mi perfil! Así que me hice un perfil en Gleeden, y me olvidé de la otra página y del miedo de ser descubierta. En Gleeden me lo paso igual de bien, pero sin tener que mentir ni preocuparme si me descubren. Y tengo que confesar que lo del botón del pánico, aunque no me haya visto en la necesidad de utilizarlo nunca aún, me da tranquilidad. Es como un seguro en caso de emergencia. ¡Así me centro en pasarlo bien y me olvido de las preocupaciones!