Agente Comercial Inmobiliario

Creo que para una persona lujuriosa, ardiente, sensual, pasional… un trabajo adecuado podría ser el de Agente Comercial Inmobiliario. Yo me imagino enseñando un piso y “mostrándole las ventajas” al posible cliente, o me llevaría a algún “amigo” mío para “enseñarle” dicho piso. Claro que existe un posible riesgo y es que aparezcan los dueños en algún momento inconveniente, pero eso sería, como dice un amigo: “sexo morboso con riesgo controlado”.

Me estoy imaginando a “ese amigo” si yo le dijera que tengo un nuevo trabajo y soy Agente Inmobiliaria, buscaría inmediatamente un momento para quedar conmigo, yo tendría que inventar en la oficina que tengo un posible cliente al que mostrar el piso, quedaríamos en el piso y yo le abriría la puerta desnuda, que es lo que a él le gusta que haga, y cuando él llegara, nos abrazaríamos y me comería la boca con ansia (porque hace mucho que no nos vemos… y a mí me encantan sus besos y, como es más alto que yo, me gusta apoyar mi cabeza en el hueco que se forma entre su cuello y su hombro y aspirar su aroma), mientras sus manos acariciarían mi cuerpo y cada vez que pasaran por mis pechos, pellizcaría mis pezones arrancando gemidos de mí.

Yo, entre besos y caricias le quitaría la americana, aflojaría el nudo de su corbata, desabrocharía su camisa y le bajaría la cremallera de su pantalón y él que ya no podría más, terminaría de desnudarse bruscamente… seguro.

Yo le enseñaría la cocina que suele ser lo primero que hay en una casa, él me sentaría en la encimera, con las piernas abiertas y me pasaría su mano por la vulva para comprobar que estuviera preparada para recibirle, y lo estaría… ya lo creo que lo estaría, sus dedos resbalarían por mis labios, los introduciría hasta el fondo y empezaría un movimiento mete-saca cada vez a más velocidad que me llevaría a arquear mi espalda, acercando con este movimiento mis pechos a su boca, dándoles él un merecido homenaje.

Tras este intenso interludio, pasaríamos al salón donde, tras sentarse él en el sillón, yo pondría un cojín en el suelo y arrodillándome ante él cogería su polla rígida y le pasaría la lengua por el capullo, lo recorrería con la punta de mi lengua arriba y abajo mientras mi mano le cogería los huevos y se los acariciaría, mi boca hambrienta daría cobijo a su vara lentamente hasta introducírmela enterita, iniciando mi cabeza un movimiento hacia arriba y hacia abajo, primero despacio, aumentando después el ritmo poco a poco.

Una vez visitado el salón, pasaría a enseñarle el dormitorio principal, donde una cama acogedora nos invitaría a reposar horizontalmente, aunque él me pondría a cuatro patas y tras pasar su mano varias veces por mi rajita para lubricarla de nuevo, me metería su polla desde atrás y chocaría su pubis contra mis nalgas, utilizando una de sus manos para frotar enérgicamente mi clítoris.

Por último nuestro recorrido terminaría en el baño, donde nos daríamos una ducha reparadora en la que él me frotaría a mí y yo le frotaría a él… ufff no creo que fuera muy reparadora la ducha…

Qué trabajo más agotador el de Agente Comercial Inmobiliario, si su pareja tiene este trabajo… déjenla descansar cuando llegue a casa, porque estará terriblemente agotado.

“Las pasiones ocultas de Jade” por Laura Soto

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