En el parking

Iba en mi coche a encontrarme con él. Entré en el parking, me había pedido que lo dejara en la última planta donde había menos coches, porque cuando termináramos de comer me acompañaría hasta el coche y…

Cuando él llegó nos fuimos a comer, como unos amigos más, pero durante la comida hablamos de todo… del trabajo… de sexo… de las vacaciones… de sexo… de sexo… de sexo… ufff. Por un lado estábamos a gusto charlando, y alargamos la comida con postres y cafés incluidos. Pero por otro, estábamos deseando salir del VIPS, porque a pesar de haber comido bien, nos moríamos por llegar al coche y los dos seguíamos pensando en más “comida”.

Bajamos en el ascensor y nos dejamos atrás la caja, cuando le pregunte: “¿Pago o me acompañas al coche?” Me miró y se dirigió hacia donde lo tenía aparcado murmurando. Entramos, y antes de que la luz interior del coche se apagara, ya estábamos besándonos… primero besos suaves, tímidos, para pasar sin darnos cuenta a besos húmedos, hambrientos, intercambio de salivas, una lengua que lame el labio superior, mordisquitos en el labio inferior, jadeos involuntarios.

El avance en los besos era sin prisa pero sin pausa y decidió pasar a la acción más a fondo, cogiéndome un pecho por encima de la camiseta, no le pareció suficiente y, metiendo su mano por mi escote, me lo sacó y bajó su boca para darle un merecido homenaje, los jadeos subían de intensidad, y el calor dentro del coche, con las ventanillas subidas, empezaba a ser un poco sofocante.

Mientras su boca se centraba en mi escote, yo aún tenía cabeza para mirar disimuladamente si venía alguien, era morboso estar con un hombre que tiene tu pezón metido en su boca y pensar que podía pasar gente cerca y vernos. Eso nos estaba excitando aún más.

Volvimos a besarnos, cada vez con más urgencia, y mi mano se fue directamente al bulto que palpitaba en su pantalón, y empecé a masajearlo. Me ayudó a abrir la cremallera y cogiendo su polla con la mano, bajé mi cabeza para lamer su capullo palpitante. Me la metí en la boca entera, saboreándola, aspirando su aroma a la vez, después me la sacaba, primero despacio, después cada vez más deprisa, notando como palpitaba, él me cogió la cara y me besó ardientemente y entonces fue mi mano la que sustituyó a mi boca.

Mi mano apretaba fuerte su polla a la vez que aceleraba el ritmo, notándola palpitar y sintiendo que pronto iba a descargar su leche. También aumentaban en intensidad sus besos así como nuestros jadeos. Bajé nuevamente la cabeza a su entrepierna para recibir su semen en mi boca mientras él apoyaba sus manos sobre mí y me ayudaba a marcar el ritmo. Poco después notaba sus espasmos y se corría dentro de mi boca mientras yo continuaba chupando, ahora despacio, para no desperdiciar ni una gota.

Hacía mucho calor, bajé las ventanillas un poco y esperamos hasta que nuestra respiración volvió a la normalidad para volver a besarnos dulcemente, uniendo nuestras lenguas.

Hoy, la guinda del postre había sido para él… pero pronto llegaría mi momento…

 

Las pasiones ocultas de Jade por Laura Soto

www.amazon.es/pasiones-ocultas-Jade-Laura-Soto-ebook/dp/B00VSM9IXY