A menudo pensamos que el orgasmo, o ser bueno o buena en el sexo es un concepto individual… Pero es imposible separar el goce sexual de estado simbiótico que deriva de la armonía entre dos cuerpos o simplemente de un acuerdo entre ambos. Pero antes de llegar a esto, ¿cómo facilitar el camino hasta el séptimo cielo?

Conocer el cuerpo – el famoso punto G

Si la última vez que estudiaste el cuerpo femenino se remonta al vistazo rápido que hiciste a tu libro de anatomía cuando tenías 14 años, quizás sea el momento de ponerte al día. Si no se conocen en profundidad las zonas erógenas del cuerpo, resulta difícil establecer un plan de ruta. ¿Qué zona te hace estremecer? ¿Qué parte de tu anatomía te da ganas de abandonarte al placer? ¿Qué tipo de caricias te permiten desconectar? ¿Has encontrado tu punto G? Porque, buenas noticias para las exploradoras y aunque no les guste a los detractores de la educación sexual, no se sitúa en el mismo sitio en todos los cuerpos…

Experimentar en solitario

Bien. Piensas que esta noche con tu pareja vas a intentar concentrarte, a ver si te puede ayudar a encontrar esas famosas zonas erógenas, que llevarán tu deseo a su pleno apogeo. ¿Ah sí? ¿Y por qué esperar a tu pareja? Atrévete a ponerte delante de un espejo, y depilarte minuciosamente tu sexo, esto te permitirá despertar una sensibilidad más a flor de piel. A algunas les gusta la eficacia incondicional de un juguete, otras prefieren el contacto de la piel. Prueba qué hace emerger el orgasmo tan esperado, y cuál es el mejor modo de lograrlo.

¿Tienes por costumbre camuflarte en tu ropa interior ultra confortable? Prueba la experiencia de ir sin ropa interior. No solamente volverá loco a tu pareja cuando lo sepa, sino que además te darás cuenta que a cada uno de tus movimientos o al menor roce de la tela de tu pantalón sobre tu sexo desnudo, se sentirás atizada… ¿Tu querido no es muy dado a los preliminares? ¡Seguro que esto lo hará más fácil!

Experimentar en dúo

Las mujeres tenemos un enfoque del sexo diferente del de los hombres, no hay nada que pueda cambiar eso. El nuestro, por mucho que se diga sigue siendo más sentimental o al menos emocional. Solamente hay que tenerlo en cuenta. Después de eso, considerar que el talento sexual atañe únicamente la propia experiencia y lo que se sepa hacer es una tontería. Como en cualquier dominio, todo es comunicación. No dudéis en hablar de lo que os apetece, de lo que tenéis ganas de hacer. ¿Palabras osadas? ¿Caricias fuera de lo habitual? ¿Un lugar excitante? Pero aprende también a conocer tus límites según las expectativas de tu pareja de cama. Para explorar mejor tu placer, es absolutamente necesario delimitar tu campo de exploración carnal. Por querer siempre más solamente lograremos dejar el orgasmo para mañana, y todas las variaciones y pruebas posibles ya no serán suficientes.

Delimita, prueba, comunica

Entrenarse, repetir. Tienes algunos puntos de referencia. ¿Pruebas, intentas nuevas posturas? Una de ellas despierta en ti el comienzo de un placer intenso. ¡No lo dejes! Háblalo y propón… Entrénate, como en cualquier actividad, todo puede perfeccionarse. Te crees más bien clitoriana . Muy bien. Eso te servirá para definir el campo de acción. Fácil, pues. Sorpréndete a ti misma haciendo surgir a la vaginal que podrías ser. Y pese a lo que a veces se piensa, la generosidad de la naturaleza con los atributos del hombre que está en tus sábanas no tiene mucho que ver… Parece que el famoso punto G se sitúa a solamente 4 centímetros de profundidad. Para las exploradoras a las que les cuesta encontrar tesoros, la imaginación mutua puede aportarte nuevas pistas. Caricias tras las rodillas, un beso en la axila, rozamientos bajo los riñones… ¡Prueba!

En resumen, atrévete a despertar la bestia sexual que duerme en ti, siempre respetando tus límites personales. No existen las mujeres que tengan un buen polvo, existen las mujeres que asumen su sexualidad. Mujeres que no dudan en buscar, provocar, declarar la guerra a las tentativas frustradas.

¡Y ya sabes de qué lado están los orgasmos!